Esta es la historia de Derek Redmon, una promesa del atletismo que dió a todo el mundo una lección de superación en las olimpiadas de Barcelona 92. Tras años de preparación para esta prueba, a mitad de carrera cayó fulminado al suelo por una fortuita lesión. A pesar del dolor, decidió no abandonar y terminar la carrera como fuese. Y para ello contó con la ayuda de su padre, que saltándose todas las medidas de seguridad, acudió a la pista para ayudar a su hijo a cruzar la meta.