El deporte es salud. El sexo es salud. Ergo deporte es sexo. Si lo piensas fríamente, la imagen de ti misma completamente sudorosa con unos leggings y una camiseta deportiva, el cabello recogido en una coleta y el maquillaje corriendo libremente por tu cara no es precisamente erótico. Pero los beneficios del deporte en nuestra vida sexual no se aprecian en el gimnasio sino después de haber ido a él. Y es que hay distintos ejercicios y disciplinas que pueden beneficiar a tu cuerpo de tal manera que tu pareja y tú lo notaréis también en la cama.
. Correr o el deporte de la felicidad
Por todos es sabido que cuando corres tu cuerpo genera endorfinas, esos neurotransmisores que genera la pituitaria al hacer este tipo de esfuerzo físico. Te provocan un estado de felicidad y bienestar que repercuten en tu vida sexual. ¿O acaso no tienes más ganas de sexo cuando estás contenta?
Fuente: http://www.deportesalud.com/deporte-salud-sexo-y-deporte.html
La relación entre sexo y deporte la podemos ver desde varios ángulos diferentes:
1) si el deporte es saludable para mantener una vida sexual activa y plena.
2) si el deporte va en detrimento del rendimiento sexual.
3) si las relaciones sexuales previas a una competencia van en detrimento del rendimiento deportivo.
4) si padecer algún tipo de disfunción sexual (eyaculación precoz, impotencias, anorgasmias, crisis de identidad sexual, fobias sexuales) disminuye el rendimiento en los deportes.
Empezando con esta serie de notas tomaremos el primer punto: sabemos que la actividad física puede ser un factor anti-estrés y fuente de placer al liberar endorfinas (que se trasunta en un mejor estado de ánimo) pero habría que aclarar que algunas son más beneficiosas que otras para la salud sexual y general. P. ej.: las prácticas aeróbicas (trotar, marcha rápida, natación, remo) mejoran la presión arterial (al igual que bajar el consumo de sal), aumentan el colesterol HDL (conocido popularmente como “colesterol bueno”), gastan calorías -lo que puede trasuntarse en un menor peso-, mejoran la tolerancia a la glucosa (en otras palabras: bajan la glucemia, lo que ayuda especialmente a los diabéticos), abren las colaterales de las coronarias lo que previene o minimiza los problemas cardíacos, mejora los estados de ánimo (por ello es útil para los deprimidos) y si se hacen de mañana mejoran el sueño y las erecciones nocturnas.
En pocas palabras: reducen los factores de riesgo cardiovasculares y si, como sabemos, el funcionamiento sexual depende de un buen estado de ánimo, de una presión sanguínea dentro de los parámetros normales, de que los valores metabólicos (colesterol, triglicéridos y glucemia) estén en rango y que las arterias estén permeables, podemos inferir que una vida sexual sana depende también de todos esos factores, directa o indirectamente. En cambio los deportes competitivos en personas mayores de 40 o 50, no entrenadas, como ser el tennis single, el fútbol o el basket (más allá que sean maravillosos) pueden propiciar cuadros peligrosos tanto en el área cardiovascular como en el aparato locomotor. En este sentido no es aconsejable en esas edades hacer el amor o jugar algún deporte competitivo luego de comer, ya que pueden generarse situaciones desagradables. ¡Mejor el banquete después del sexo!
Mens sana in corpore sano, decía el axioma. Creo que cuidar nuestro cuerpo con actividades físicas moderadas, a la cual se le agreguen el cuidado en la dieta, mantenerse en peso, usar antioxidantes junto a la eliminación del cigarrillo y otros tóxicos, nos dan una mejor calidad de vida y una más saludable y prolongada vida erótica.
¿El deporte va en detrimento del rendimiento sexual?. En este aspecto podemos ver distintas facetas: el que se sublima en la actividad física de una manera obsesiva, poniendo toda la libido en “los aparatos”, en la competencia deportiva. Hemos visto pacientes con problemas sexuales que canalizaban toda su energía erótica en un deporte compulsivo y excluyente. Están los otros individuos que “se matan” con las actividades físicas y deportivas y luego llegan al acto sexual rendidos, cuando no doloridos y lesionados. Esto lo vemos en muchos varones cuarentones o cincuentones que creen que pueden jugar al fútbol como a los 20: el resultado es que a la noche llegan a la cama rendidos y exhaustos. Están más para un baño de inmersión y el kinesiólogo que para hacer el amor, pues les cuesta recuperarse. Bien conocemos los médicos que los dolores de espalda o las lumbocialgias son célebres enemigos del sexo: los movimientos pélvicos arrancarán algún quejido, sin lugar a dudas. Distinto es cuando estos varones hacen una actividad física moderada: especialmente elongaciones o tipo aeróbicas o juegan un partido de tennis doble, uno de volley o al golf. Los jóvenes en cambio tienen, bien lo sabemos, mayor flexibilidad y resistencia, con más mejor y más rápida recuperación posterior.
Volviendo al punto inicial: no creo que se puedan ocultar las frustraciones o los fracasos sexuales (o las francas disfunciones: impotencias, eyaculación precoz, fobias y virginidades avanzadas, anorgasmias, vaginismos, deseo sexual disminuido) con la práctica compulsiva y fanática de los deportes. Creo que una actividad, la sexual, no debería ser reemplazada por la deportiva aunque muchos puedan preferir una a la otra, o a la inversa: quizás alguien tenga un día más ganas de salir a correr, jugar al volley o al fútbol o de andar en rollers que de hacer el amor, pero otro día, con un buen fitness, entonados y estimulados podrán echarse en los brazos de Eros con pasión, lujuria y entrega corporal olvidando, por unos instantes, ese otro amor, saludable y tonificante: el maravilloso amor por los deportes.
¿ las relaciones sexuales previas a una competencia van en detrimento del rendimiento deportivo?
Es bastante extendido la creencia de que “como el sexo debilita” no es aconsejable hacerlo en las horas o días previos a la competencia. Sabemos que un orgasmo comporta un gasto cardiovascular similar a subir dos pisos por escaleras a paso rápido, y que una persona se recupera rápidamente del mismo. Si no fuera así nadie podría ir a trabajar, a bailar o a estudiar luego de un coito. Sabemos que puede dar una cierta somnolencia (célebre queja de las mujeres respecto a sus compañeros que se duermen luego del orgasmo pero eso no impide luego hacer las actividades correspondientes. Pero, ahora bien, si la creencia, el mito, la cábala o como guste llamarse, dice que “no es bueno hacer el amor antes, pues debilita y te hace rendir menos”, esa creencia tiene su peso y condicionará, cual profecía autocumplidora, la actitud o rendimiento deportivo futuro.
No nos olvidemos que hasta hace no muchos años atrás todavía se hablaba de todos los males que la masturbación producía. Y menciono este tema sobre todo porque como muchas veces los deportistas son jóvenes, casi adolescentes, la masturbación (tanto femenina como masculina) suele ser un camino frecuente de la sexualidad producto de la represión y la coerción de los entrenadores (y recordemos las célebres concentraciones). Salvo que entren prostitutas o las esposas y novias (en este caso me estoy refiriendo a los varones), no quedarían muchos recursos a nuestros jóvenes deportistas que los recursos autoeróticos.
He escuchado de distintos futbolistas, boxeadores, tenistas –muchos de ellos célebres- que referían masturbarse o mantener relaciones sexuales antes de las competencias, incluso como cábala, aunque quizás deberíamos pensar que era una manera de neutralizar la angustia ante la tremenda exigencia.
De allí que muchas delegaciones permitiesen las concentraciones con las esposas y esposos, novias y novios, o parejas homosexuales. Otros lo han prohibido tajantemente.
Si la creencia, el paradigma como se dice ahora, es que el acto sexual antes del partido debilita, seguro que condicionará a ese deportista de una manera negativa, más allá de saber que el gasto energético es fácilmente recuperable. Por supuesto que las conductas sexofóbicas también imperan en el deporte y se siguen sosteniendo mitos y falsedades, por lo menos públicamente y, por atrás, se realiza lo que oficialmente se prohibe o reprime. Pero lo que se censura o inhibe por un lado sale por otro -“lo que no se habla se actúa”, decía Lacan-, y así se mantienen actitudes hipócritas y controladoras. De allí a oír decir a un manager de jugadores de fútbol: “tratamos de casarlos jovencitos para que no se dediquen al jolgorio y no anden en la noche, además así las esposas los controlan mejor”, hay un corto paso, como una manera de disciplinar la libido y el enorme caudal y potencial erótico que tiene un adolescente.
Fuente: http://www.ciclobr.com/sexodeporte.html
Según la creencia popular el sexo debilita o quita energía, en consecuencia, los deportistas al tener grandes exigencias deben tener una vida sexual con límites y de no ser así corren el riesgo de no llegar a sus metas profesionales.Esta creencia lleva a que generalmente los entrenadores en las concentraciones, además de buscar aislar a los deportistas de estímulos que los distraigan, también aconsejen no tener relaciones sexuales el día o en los días previos a la competencia sobre todo en los varones ya que aún persiste la idea de que el semen es pura energía. En la mujer deportista existen las mismas limitaciones que para los varones.Hay dos factores que hacen creer a los atletas que las prácticas sexuales disminuyen el rendimiento deportivo. Por un lado, como la respuesta sexual termina con un periodo de relajación altamente reconfortante, muchas veces esto es interpretado como un periodo de cansancio o debilidad y bajo esa percepción se teme llegar minado a las competencias.Por otra parte, todavía está muy difundida la creencia de que el sexo es la energía de la vida y que el semen es un líquido particularmente energético. Se piensa que su salida del cuerpo lo debilita.Ninguna de esas creencias es cierta. Particularmente, el semen no guarda ningún contenido extra de energía más allá de un poquito de fructuosa que suele estar de sobra en atletas y en los no atletas.Mucho ha cambiado la opinión sobre este tema a medida que las investigaciones han avanzado. Todavía sin embargo es usado el método de las concentraciones totalmente cerradas, antes de la actividad deportiva.Se han realizado estudios e investigaciones al respecto Y por lo general estos estudios coinciden en que en el acto sexual se consumen entre 150 y 300 calorías. Para tener una idea, este desgaste equivale a subir 2 pisos por escalera a paso rápido.Otro dato interesante es que este gasto puede reponerse muy fácilmente ya que por ejemplo, un sándwich de queso grande o una taza de leche y una galleta grande tienen aproximadamente la misma cantidad de calorías perdidas. No se encuentran diferencias significativas en el rendimiento entre un grupo de deportistas que no hayan mantenido actividad sexual y otro que hayan tenido relaciones sexuales la noche anterior y la mañana una hora antes del test.La recomendación de la abstinencia y prohibición de tener relaciones sexuales antes de las competencias carece de bases fisiológicas y científicas.¿Pero entonces si está probado que el acto sexual no influye en el rendimiento, como lo señala la creencia que muchos manejan?La explicación se encuentra cuando se revisan más a fondo las situaciones particulares, pues sí existen determinados factores vinculados a la actividad sexual, que pueden llegar a bajar el rendimiento de un atleta: Algunas de estas situaciones son: 1- Las relaciones ocasionales o de infidelidad. 2-Las experiencias pasajeras que llevan a trasnochar y a exponerse a esfuerzos físicos y emocionales que pueden ser estresantes. Y la posibilidad de consumir alcohol u otras drogas. 3-Que el deportista crea que el acto sexual antes del encuentro debilita, seguro lo condicionará de una manera negativa, más allá de saber que el gasto energético es fácilmente recuperable. 4-Si la actividad sexual previa es muy relajante puede llegar a bajar el grado de ansiedad normal que es necesaria para enfrentar con ímpetu el encuentro. Problemas que pueden producirse por un inadecuado manejo del tema. Muchas veces la separación del deportista de su pareja es más inconveniente que beneficioso. Opiniones de deportistas: Johan Cruyff decía que jugaba mejor cuando tenía relaciones sexuales antes de un partido. Los pioneros en visitas femeninas a las concentraciones fueron los holandeses en el mundial de Alemania 74. ¿Los atletas son mejores amantes? También es frecuente que la gente se pregunte si los atletas son mejores sexualmente. Lo primero que tenemos que recordar es que la sexualidad no es un ejercicio, y mucho menos una competencia. Lo que importa es la espontaneidad, la curiosidad, el apego, la expresión de afecto, el alejarse de las inhibiciones. Ese es realmente el punto y no el estado del cuerpo. Lo que sí es cierto es que los atletas, sobre todo los que no son de alto rendimiento, conservarán mucho más tiempo su vida sexual, porque manejan niveles bajos de colesterol y grasas, porque tienen una mejor circulación, porque el corazón está fortalecido, manteniéndose sexualmente activo mucho más tiempo del que los individuos sedentarios. El ejercicio metódico y constante ayuda a la persona a disminuir el estrés y por lo tanto a aminorar las tensiones diarias, que en muchas ocasiones son factores que influyen en el placer sexual. Se dice que quien practica un deporte o se ejercita diariamente tiene mayor capacidad de gozar todo aquello que lo satisface como ser humano |
Fuente: http://www.discoverymujer.com/relaciones/sexo/el-sexo-y-la-practica-deportiva/
Muy bien ilustrado !!