«Insularidad, el viaje interior de un corredor».

Este blog nació con la finalidad de dar salida a unos pensamientos y vivencias que, después de años de práctica deportiva, necesitaba compartir. Fue un desbordamiento de interioridad. Me ha interesado el mundo interior que rodea al corredor. Y la semana pasada terminé la jugosa lectura de un libro que tiene como sub-título precisamente «el viaje interior de un corredor».

El autor, un recién llegado al running, explica en primera persona y con unas excelentes imágenes, sus pensamientos ( y ahí radica para mi el interés), que son universales y que se dan en cualquier corredor.

Él es un corredor tardío en cuanto a que empieza a correr en una edad ya madura. Y ese punto de vista es muy interesante y ayuda a entender el proceso tan habitual hoy en día de personas que empiezan a correr con más de 30 años.

Para él, el correr sería una manera de amortiguar los golpes de la vida, las ausencias. De aceptarlos. Correr para «exterminarse», desaparecer dentro de uno mismo, y conseguir un horizonte de salvación. El corredor como ser humano aislado, islote, prescindible.El comienzo es demoledor: «un hombre que corre es un hombre que huye».

Hay una frase que resume lo que un corredor siente sobre sus kilómetros: «Somos lo que hemos hecho».

El correr como una maravillosa forma de soñar, de hacernos mínimos, tanto como sea posible para sobrevivir. Un hombre que corre es un hombre que huye. Pura energía cinética. Lo único que puede salvarnos es atarnos a un patrón. Por el camino más difícil: llegar a ser otro para volver a ser uno.

¿Para qué vivir en la cordura? es una pregunta que se hace el autor y según él «Nos pasamos la vida anticipando. Correr es ese espacio en el que proyectas lo que está tan fuera de control que lo deseas con más fiereza». La estabilidad se consigue a través del movimiento.

Hay un momento muy bello, en la pista de aterrizaje de un aeropuerto, cuando un operario está moviendo conos bajo un aguacero tremendo y el escritor, que presencia la escena desde la ventanilla del avión, comenta: «Y quizá como ese hombre empapado tendrías que haberte guarecido de las tormentas como hacen todos los demás, lo que llaman ser inteligente, quedarse a resguardo pasando de todo y salir después a dar lecciones, sabelotodo y seco. Hay que hacer lo que hay que hacer. Y punto.»

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«Hombre de hielo, hombre de piedra, te han dicho más de una vez aquellos que solo navegaron por tu superficie». En el fondo somos un manojo de sentimientos, de sensibilidad.

Durante las páginas de este breve libro narra y hace de hilo conductor (aunque para mí no tenga especial interés), las medias maratones de Berlín (1.44), de Potsdam (1.38) y de Reikiavik (Islandia) (1.38).

El libro comienza con mucha nieve, con un cielo oscuro y amenazante. El autor está purgándose de una ruptura sentimental y su vida está a punto de tocar fondo. Y es cuando empieza a correr e intuye que eso le salvará.

El final del libro no puede ser de otra manera: radiante y esperanzador. Y así, en las páginas finales dice: «Correr empieza siendo una huida y termina por ser un acto de fe, por haber creado algo: el movimiento. Correr hasta disolverte en los bosques, en el aire. Correr para construir lo que está por llegar.»

«Solo puedes construir lo que has desecho.»

La maravillosa lavadora del correr. Todo lo limpia, todo lo centrifuga. Gracias Ralph del Valle. Excelente viaje.

8 comentarios en “«Insularidad, el viaje interior de un corredor».

  1. ¡Muchísimas gracias por la reseña, Juan! Menuda crítica, me ha emocionado y todo 🙂 Me alegro de que te haya gustado y que hayas disfrutado del viaje interior. ¡Gracias por leerme!

    ¡Un saludo!

    • Hola Ralph.
      Una sorpresa recibir tu comentario. Un honor también.
      Si has echado un ojo a mi blog, te habrás dado cuenta del peso específico que tienen los textos que hablan del corazón y de los valores del atletismo.
      Ha sido muy gratificante leerte. La poesía es necesaria para sobrevivir. La emoción es la única manera de tener un conocimiento profundo de las cosas. Gracias por plasmar tan brillantemente tu voz poética.
      Que sepas que has conseguido transmitir la esencia del corredor del S.XXI, ese que utiliza el movimiento para curar sus heridas.
      Un saludo. Juan

      • Me he dado cuenta 🙂 Quizá por eso tenía que aterrizar Insularidad en tus manos, porque sabrías comprenderlo 🙂

        Me guardo tu blog para seguirlo de ahora en adelante. Ambos hemos ganado un lector, parece 🙂

        Si algún día paso por Zaragoza, sería un placer tomarse un café contigo. ¿Por casualidad no irás al Martín Fiz de Vitoria en mayo, verdad?

        Un saludo!
        Ralph

      • No estaré en el Maratón de Vitoria, no sé si irás para correrlo o para algún acto de la carrera. Me iré con mi novia al maratón de Milán del 12 de abril para intentar derribar la barrera de las 3.30. Sería un placer tomar ese café. Supongo que una capital de provincias como Zaragoza no es algo especialmente atractivo, pero si suena la flauta mi teléfono es el 610 840 518.
        Un saludo
        Juan

  2. me encantaría conseguir el libro, soy de mexico pero no logro encontrarlo en ninguna librería, donde puedo comprarlo online???

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