La mentira tiene las patas muy cortas y enseguida se le engancha del cuello. Lo experimentamos a cada momento.
Vosotros, corredores, os habéis dado cuenta que correr es una actividad preñada de verdad. El sufrimiento voluntario es su mejor adorno. Nos volvemos orgánicos, nos conectamos con la naturaleza en cuanto a que afrontamos situaciones de precariedad.
Correr enseña mucho. Valoras el agua, el alimento, el descanso, lo que cuestan las cosas. Te rodeas continuamente de la verdad del dolor, del cronómetro, del centímetro, de la puntualidad y la precisión.
Un buen corredor es puntual, ordenado y perseverante. Sino, ni de coña.
El atletismo se basa en la igualdad de oportunidades, en el sometimiento a unas normas iguales para todos, en el compañerismo, en el juego limpio o como se quiera llamar, en el sufrimiento y la superación. Por eso sienta tan mal el dopaje, los alcorces en el recorrido de una carrera o el no ser solidario. Por eso se aplaude al último, se valora el esfuerzo que es lo único objetivo en lo que fijarse.
Entre los corredores cuesta más encontrar a mentirosos. Los mentirosos, los que se creen sus propias mentiras, no llegan nunca lejos. Y un corredor ansía llegar lejos y, además, lo más rápido que se pueda. Ya lo dijo hace muchos años uno: «Yo soy el camino, la verdad y la vida», ojalá se nos pegue algo.
nada como la zapa para unir………no me canso de afirmarlo…………….la amistad con los km es indestructible, y real hasta límites que no pueden explicarse, hay que vivirlos…………………yo lo volví a vivir en el 18.5km de Madrid………………..ella no me dejó, miro atrás y me gritó…………..siempre está, su coleta no me pierde de vista, MIL GRACIAS Sara