Hace justo un mes que corrí la Maratón de Zaragoza. La temporada ha sido larga y provechosa. Corría el peligro de estirarla como un chicle hasta que se rompiera. Cinco maratones en un año son ya demasiadas y creo que la decisión que tomé de parar ha sido la más inteligente opción para no meterme en problemas. Después de una bursitis en la base del calcáneo que me tuvo parado casi medio año en el 2015-2016, esta temporada de 3.600 kilómetros la tengo que cerrar con muy buen balance.
Cuando uno considera que ha llegado a un nivel de forma aceptable siempre quiere más. Momento tentador para correr carreras menores como aquel que acepta caramelos en la puerta del colegio de manos de desconocidos. Hay que saber decir no.
Pasado el 2 de abril, fecha de la maratón, noté que no me apetecía apenas entrenar. Aun así desde entonces he salido 6 días a la semana con trotes fáciles por aquello de que me gusta correr y me descansa que el sol me dé en la cara y oler los aromas de la primavera.
Viajar a Valencia para ver a mis padres dos fines de semana seguidos en este mes siempre será motivo suficiente para engordar. El amor de madre ha conseguido que de 64 kilos haya subido hasta los 67 sin apenas remordimientos de conciencia. Sería que los necesitaba. He comido lo que en otros momentos de la temporada libremente me tenía a mi mismo prohibido.
He bebido más alcohol del que tengo acostumbrado. Mi hermano Pablo y mi cuñado Miguel han sido testigos de algún que otro cigarrillo a la luz de la luna de Valencia. He trasnochado sin importarme el mal cuerpo de todo el domingo. He desfasado, lado oscuro de la vida, incompatible con la vida de un deportista tenga el nivel que tenga. Hay que aflojar con habilidad, dando escape a la sensación tan funesta de estar infelizmente constreñido en todo momento. Dale a tu cuerpo alegría macarena que dirían «Los Del Río».
Ahora los trotes me cuestan horrores por culpa de las digestiones pesadas, de la ausencia del trabajo interválico, por el exceso de peso. Hace un mes trotaba a 4 min/km a 140 pulsaciones por minuto. Ahora a la misma velocidad voy a 155. Estoy tranquilo, en pocas semanas volveré a estar en el mismo punto de partida.
Duda del que se autoproclame hombre perfecto. Desconfía del que haga alarde de estar siempre muy atareado y sin tiempo. Desconfía del que presuma de no haber roto nunca un plato. Desconfía del que piensa que su semana se entiende y tiene sentido por la juerga del sábado y gira en torno a ella. Los deportistas deben serlo 7 días de la semana y no se pueden permitir tomarse vacaciones.
¿Estoy defendiendo los excesos? Para nada. Por experiencia propia, cuando te instalas en el plano inclinado de lo cómodo en cosas pequeñas nuestra debilitada voluntad se va contagiando. Ya lo decía Aquel: «El que es fiel en lo poco, también lo será en lo mucho».
Hola, Juan:
Me veo ahí reflejado y de qué manera. Hay que saber conjugar todos los aspectos de la vida, y eso incluye también el dedicar tiempo a la familia y a los amigos como mejor se dedica: comiendo, saliendo y pasando tiempo con ellos sin tener presente en todo momento el entrenamiento de mañana.
Porque, si estamos solo pensando en nuestra forma, en realidad no estamos con la familia y los amigos. No de verdad. no con la mente. Así que estoy completamente de acuerdo.
Cuando uno lleva ya tiempo entrenándose comprende que al cuerpo le hacen falta también tiempos muertos y darle alguna zurra para que no se «acostumbre demasiado». Luego tenemos tiempo para recuperar la forma, pero mientras tanto hemos disfrutado de los nuestros.
Un saludo itañol y gracias por el artículo,
Carlos
Hola Carlos
Muchas gracias por tu comentario.
Ahora me toca ya centrarme en la tarea. Época de determinar los objetivos de la temporada.
Un saludo
Juan Romero
Hola Juan. Como biene siendo habitual sigo tu bloc y cada vez me doy mas cuenta sobre todo en este u
ltimo articulo que nos vamos haciendo mayores.
Ya que comparto esas mismas sensaciones. Hay que parar y descansar sin dejar de hacer eso que tanto nos gusta y nos llena.
Descansaremos con trotes suaves pero sin dejarlo. Gracias por tu bloc.
GRANDE JUAN