Cuando se ponga feo…

Si lo tuyo es CORRER, no te podrás escapar. Al final te tocará la de cal y tendrás que saborear la penuria de lo que no sale según lo planeado.

Esa agonía no buscada se convertirá en la incómoda amiga a la que intentabas dar esquinazo pero que, a poco que te has descuidado, fue puntual a la cita. Tu primera intención no era esa pero te has metido en un entuerto desagradable que sólo lograrás aceptar si lo experimentaste repetidamente con anterioridad y que por mucho que reniegues ahora, no te ha sido evitado.

Error de cálculo lo llaman algunos, Vivir otros.

Ayer correteé una hora, (lo que vienen a ser 14 kilómetros a las 3 de la tarde y a 39 grados). Nadie con dos dedos de frente saldría en Junio a esas horas y con esa temperatura. Las lagartijas llevaban cantimplora. Mi estudiado recorrido transcurre por un camino con tres fuentes hábilmente situadas.

Los pensamientos también tienen músculos que hay que trabajar.

Sé que me conviene. Correr a esas horas es la manera que tengo más a mano de dominar mi locura haciéndole mi particular burla. Nadie en su sano juicio lo haría pero a mi me compensa. Necesito entrenar mi cabeza con tanto o más interés con la que entreno a mis piernas.

Con la energía que da el hábito que aplico a estos tórridos rodajes y a través del máximo esfuerzo y concentración alcanzo un estado en el que mi yo se disuelve. Como un toxicómano que busca su droga para alcanzar el delirio. Tengo que aproximarme al límite de mi capacidad física para regresar apaciguado al mundo del aire acondicionado y de la refrescante sombra.

El mayor enemigo para alcanzar mis metas siempre fue el miedo y la victoria sobre él me hace sentir vivo. Poseer la sensación de ser más fuerte que mi miedo tiene mucha fuerza. Mientras intento disolverme viviendo situaciones límite me hago dueño de mi miedo, viviendo con una intensidad que de otra manera no podría encontrar en ningún otro sitio.

Y a través de esa intensidad aparecen letras de canciones que alguna vez me golpearon:

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«Pues esto es lo que importa,
es vivir cada minuto,
sentir el universo,
es esa tu misión, ser un don»

Facto Delafé y las flores azules, canción «La fuerza».

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«Regalar inasible tu entereza.
Prueba a surcar ríos, a luchar por ellos,
sentir que reverdeces, que creces en la entrega«.

Manolo García, canción «No estés triste».

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Y como yo lo entiendo, sin entrega no puede haber don.

Una leyenda del atletismo del siglo XX, Steve Prefontaine, afirmaba:

«Un montón de gente participa en una carrera para ver quién es el más rápido. Yo corro para ver quién tiene más entrañas, quién puede castigar a sí mismo en un agotador ritmo, y luego, al final, castigarse a sí mismo aún más”. «Dar cualquier cosa menor a tu capacidad es sacrificar el don«.

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Por muy feas que se pongan las circunstancias no te olvides de ser un don aunque no sea gratis y sin esfuerzo. Así es la Vida: sólo recibes si das.