Me encuentro a diario con corredores que bajan su rendimiento de manera alarmante conforme van pasando los minutos incluso en sus trotes fáciles. Sería fácil atribuirlo exclusivamente a una baja forma física pero sería una explicación, apresurada y torpe, de un problema que podría ser de índole distinta. Cuando corremos ponemos en funcionamiento tres sistemas. Por un lado el evidente sistema locomotor (huesos, tendones, ligamentos, músculos) y por otros, y no menos importantes, los sistemas circulatorios y respiratorios (corazón, arterias, venas, pulmones, bronquios, alveolos). En éste último sistema querría detenerme porque muchas veces pasa injustamente desapercibido.
La única explicación razonable que encuentro a la bajada fulminante de rendimiento en un trote sería la deficiente ventilación y el atoramiento del corredor por falta de oxígeno en la sangre. Una rácana ventilación genera en cualquier caso una deficiente oxigenación. Sin oxígeno en nuestras células (mitocondrias) sólo podremos avanzar lastimeramente durante muy poco tiempo.
La respiración clavicular es insuficiente para renovar ampliamente el aire pulmonar. Sería como intentar ventilar una habitación cargada de humo abriendo tan sólo el resquicio de un ventanuco. Es el tipo de respiración que utilizamos para nuestras actividades diarias ya que la demanda de oxígeno es muy poca al andar o subir unas pocas escaleras. Pero para correr necesitamos todo el oxígeno que podamos reclutar gracias a la respiración torácica e incluso abdominal. Tener liberadas las vías de reclutamiento de aire se me antoja de importancia capital. Una expiración ampliamente profunda nos asegura la expulsión del CO2 (aire sucio) que se acumula en nuestros pulmones conforme van pasando los minutos de ejercicio. Descuida que de esta manera inspirarás con ganas después de una buena expiración porque el instinto de supervivencia prevalecerá sin duda.
El oxígeno es nuestro aliado. Lo necesitamos anywhere and anytime. Tener taponadas las narices es un pequeño gran desastre. No estamos para permitirnos desaprovechar ningún orificio por pequeño que sea (el gran orificio es la boca) de captación de AIRE limpio y oxigenado.
Buenas Juan,
como siempre, cuando una de tus pildoras de sabiduría (sobre esto del pedrestrismo) me ayuda, me veo obligado a agradecerlo. De bien nacido es ser agradecido (dicen).
Tras leer tu post ayer, debía de probar tus indicaciones para respirar «más» y así ayudar a oxigenar bien las «bielas». (Lo de eliminar la secrecciones nasales mediante un soplido, haciendo de delfin o mejor, ballena, ya lo tenía interiorizado) Pues he de agradecerte que probando a hacer EXHALACIONES produndas (o expiración) me ha ayudado a oxigenar mejor y bajar mi nivel de pulsaciones. Después de una salida matutina a ritmo progresivo (buena forma de empezar un jueves), he conseguido una media de 88%, que aunque alta, es lo mejor que nunca he conseguido NUNCA…es que soy un corredor de los maletes, ¡todavía! Tengo recorrido de mejora.
Gracias Juan.