El mayor negocio del mundo sería comprar a las personas por lo que valen y venderlas por lo que se dicen ellas mismas que valen. Esta hipótesis resume a la perfección la falible condición humana que suele estar demasiado bien pagada de sí misma.
Todos queremos ser diamantes pero sólo unos pocos están dispuestos a ser pulidos. Muchos hablan de derechos y menos de obligaciones. En aras de una siempre sana autoestima llegamos a negar la realidad de lo poca cosa que somos.
Necesidad imperiosa de conocernos para saber la verdad que escondemos dentro de nosotros mismos. Urge aceptarnos en nuestra propia realidad, intentar no pensar excesivamente en nosotros mismos y cambiar el paradigma vital de creer que somos el centro del universo cuando únicamente lo que de verdad funciona es el darse a los demás.
Me encuentro con muchos corredores que les cuesta admitir que están verdes. La humildad es necesaria para avanzar pero la soberbia de pensar que deberían de correr mucho y ya les bloquea. No se permiten el lujo de tener malas sensaciones al comenzar a entrenar y se niegan a ir despacio porque les parece poco digno. Están en continúa competición consigo mismos y la realidad les aturde entreno tras entreno. Están desbordados por su «decrepitud» y cada salida es una bofetada de asquerosa realidad. No se aceptan y se engañan con lo que les gustaría ser. Hay prisa y la omnipresente inmediatez que todo lo enturbia la trasladan también a sus entrenamientos.
La sensación que tengo desde fuera es de impotencia ¿Cómo hacerles comprender que es lo que toca ahora y que es un paso necesario para crecer? El corredor puede que no se sepa gobernar y se resista a cambiar su cabeza. En estos casos no es un problema únicamente «físico» (ellos creen que si) si no de ir amueblando su cabeza para esto que se llama correr. Resulta urgente priorizar objetivos y el primero de todos es aprender a ser razonables con su realidad presente.
Confundir deseos con realidades. Ese el mal endémico de muchos corredores que se inician. Lo he visto en infinidad de opositores a Policía, Bomberos, Guardia Civil o Academia Militar. También en corredores que tenían demasiada prisa en llegar al nivel que ellos consideraban como «propiamente suyo». Todo lleva tiempo, incluso más cuando se trata de alcanzar cotas de razonables prestaciones atléticas
Fantástica reflexión, aplicable no sólo al mundo del corredor!
Gracias Juan por la constancia en tus interesantes artículos semanales.
Un saludo.
Antonio
Hola Antonio, el otro día vi a Jorge y estuvimos recordando viejos tiempos. Espero que vayas progresando mucho con la carrera y con todos tus proyectos. Un fuerte abrazo y muchas gracias.
Juan