aprendeacorrer.com ¿Por qué este nombre?

Hace más de cuatro años, desde septiembre de 2013, que existe aprendeacorrer.com. Echando la vista atrás no podría estar más de acuerdo con el nombre escogido.

Se fue gestado durante años y nunca creí que fuese a rebosar el vaso llenado de vivencias, de conocimientos, de maneras de pensar, de convivir, de sentir y de hacer. El sábado fui al cine y el protagonista decía que entender «hacia perezosa a la gente» y tiene todo el sentido porque el que crea que lo sabe todo tiene un grave problema…mejor mirar a las cosas y a los sucesos de nuestra vida con la zozobra serena del que está en proceso de entenderse e intentar averiguar el don peculiar que llevamos dentro. Mi vida ha tenido un padre llamado asombro y a la duda como una madre discreta que me acompaña siempre. Muchas cosas me sucedieron siendo absolutamente inesperadas y este blog es una buena muestra de ello.

Reaccionamos frente al miedo, origen prioritario de nuestro sufrimiento. Sólo con coraje convertimos nuestras iniciales obligaciones en gozosas necesidades. Al principio nos comprometemos a correr con relativa frecuencia siendo una odiosa obligación y sólo más tarde llegamos al convencimiento de que necesitamos correr como si fuera lo más importante del día. Imagina a alguien que odie los lunes ¿no será que lo que no le gusta es su trabajo?

A los 13 años, con todo por hacer.

Aprender y correr. Mis dos pasiones. Transmisión de conocimientos y emociones. Informar, formar y vivenciar. Acercamiento de una manera amena y comprensible a la complejidad del correr. El blog tiene varias partes bien diferenciadas: por un lado una visión intimista del corredor de fondo, el escaparate donde exponer mi mundo interior. Por otro, el lugar donde contar el cómo correr bien: la técnica de carrera. Y la tercera, consejos para disfrutar por entrenar mejor.

Este año he empezado a estudiar el grado de Magisterio y está siendo la ocasión propicia para darme cuenta de que me gustan los niños. No ya sólo mis estupendas hijas de 19 y 16 años sino también los hijos de otros. Tomo apuntes en las clases y pongo en práctica lo aprendido con los alumnos de un colegio en el que doy extraescolares. El experto en algo fue alguna vez un novato y así me siento con los niños. Nadie por encima, en una relación horizontal en la que todos nos respetamos como somos y aprendemos de todos. Intento admitir que no lo sé todo, que he de confiar, que es bueno desaprender de vez en cuando y que siempre hay algo por mejorar.

Mi única meta es la de optimizar a la persona que tengo delante. Analizar con rapidez para actuar de la manera más amable y eficaz posible. Paciencia y empatía como en su día tuvieron conmigo. Disfruto puliendo diamantes: observando, escuchando activamente, reflexionando, conociendo la condición humana: sus pasiones y sus potencialidades. La paciencia que viene de la certeza de lo que nunca está del todo perdido.

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