La impaciencia es uno de los signos de nuestro tiempo. Vivimos con inmediatez entre smartphones, aplicaciones, google, prisas y acortamientos en los plazos. Nos cuesta gestionar adecuadamente el fracaso cuando no alcanzamos los hitos previamente programados de nuestra existencia. Nos frustramos si no conseguimos inmediatamente lo que queremos ¿Cómo negocias la impaciencia por «querer para ayer» correr rápido o bonito?
Combatir la ansiedad o el aburrimiento son las dos tareas principales que debemos solventar, bien porque no somos habilidosos en algo en el caso de la ansiedad o bien porque es rutinaria o demasiado fácil en el caso del aburrimiento. Son malos tiempos para la lírica como dirían los Golpes Bajos, tendríamos que aplicar continuamente la filosofía del «not yet«, del «no todavía»: no pasa nada si no somos capaces todavía en tener competencia en algo. Trátate con cariño y no hagas caso del determinismo, ese que te hace pensar que las cosas son como son y que no tienes nada que hacer para cambiarlas. Esta actitud te sumerge en los abismos de la melancolía que, perdona que te lo diga, no te conviene en absoluto.
Estamos siempre en camino y nunca llegaremos a saberlo todo, una y mil veces haremos( ya te aviso) el ridículo más espantoso, nunca seremos 100% de fiar. Ten paciencia y nunca desesperes, exígete sin acritud y, a la vez y en la misma medida, sin conformismo. La libertad nunca aparecerá si previamente no ejercitas una férrea voluntad y, no te equivoques ni te dejes llevar por la moda imperante, ambas son necesariamente compatibles. Te lo diré más concretamente: sin esfuerzo y valores no hay libertad verdadera.
Blaise Pascal escribió en el siglo XVII que «todos los problemas de la humanidad provienen de la incapacidad del hombre de estarse en silencio a solas en su habitación» y lo pienso muy a menudo cuando corro y estoy en silencio solucionando mi mundo. Cuando te estancas, cuando arrastras lesiones una detrás de otra o cuando te hastía la rutina de correr, has de pararte a pensar en silencio que not yet, que todavía no es el momento para emprender este viaje solo o con tan pocos víveres. Ya vendrán mejor dadas o sin previo aviso se cambiarán las tornas.
¿Que no bajas de 40 minutos en los 10 kilómetros o que no has hecho tu maratón de las tres horas? ¿Se te resiste alguna barrera psicológica o albergas algún prejuicio contra ti mismo? Ponte a ello sin excesiva ansiedad, no te sientas a priori fracasado y piensa más bien que todavía no estás preparado. No pasa nada, acepta tus actuales limitaciones, no quieras tenerlo todo ya. Pon tu voluntad al servicio de una cabeza cada vez más intolerante al desaliento, cada vez más convencida de que la vida, como el correr, es el lugar de las enésimas oportunidades. Los hitos personales, y por extensión los deportivos, se alcanzan siempre de dentro de uno mismo hacia afuera y no al revés. Vive en el ahora que es lo único que tienes. Es tan poderoso como tus aparentemente inútiles zancadas.
Hola Juan:
Como cada semana sigo todo lo que nos cuentas en este blog para mi muy UTIL.
Hoy te vuelvo a dar las gracias. LLevo un tiempo parado con molestias en la rodilla.
Tus consejos me sirven para no venirme abajo y seguir luchando.
Muchisimas gracias.
GRANDE JUAN
Gracias amigo
José Javier, también tus mensajes me sirven mucho
Un abrazo
Gracias por esos ánimos y fuerza que nos inspiran tus reflexiones. Un abrazo
Gracias Ignacio. Otro abrazo para ti y Feliz Navidad.