Cuando lo vi en la estantería de la biblioteca, se me fue la mirada como si de una bella mujer se tratara. El título tenía para mi tal atractivo que ponerle mis manos encima y ansiar su posesión fue todo uno. Tenía la necesidad imperiosa de hojear cuanto antes sus 200 páginas porque ya sabía, lo había experimentado desde bien joven, lo que era fluir. Desde entonces lo he ido buscando a diario en mis entrenamientos y competiciones, pero quería leerlo en boca de otros, ver cómo lo describían y si se podía llegar a él de manera unívoca e infalible. Quería aprender de la experiencia de sus autores para que me facilitasen la tarea de su búsqueda.
Desde niño el deporte me sirvió como medio para conservarme físicamente en forma pero también, y de manera más perentoria, como una forma de proyectarme en el escenario principal (relaciones personales y futuro profesional) de mi vida. En mi adolescencia veía con claridad la bajeza, la vulgaridad y la monotonía del mundo. Soñaba apasionadamente con encontrar una existencia más noble, más libre y más generosa a través de la carrera. Con mi primer maratón, con apenas 18 años, adiviné que me permitiría disfrutar de alegrías, acariciar sueños y conseguir la gloria. Frutos inútiles para los ojos de los demás pero que recogía con paciencia en un joyero de belleza y de luz.
Hace unas semanas que terminé de leer este libro. Son de esos libros que transporto con lápiz porque me dedico a subrayar las frases que me golpean y que necesito releer más tarde para beber y empaparme de su sabiduría. Fluir es una experiencia durante la cual el cuerpo y la mente colaboran armoniosamente para acabar dejando de pensar que estas corriendo. Cuando aparece sólo existe el momento presente y el placer emana del acto en sí de correr y de hacerlo sin esfuerzo.
No te voy a destripar el contenido de este libro, lo que ahora se dice «hacer spoiler». Sólo te diré que hay personalidades más propicias para experimentar el flow. Un corredor con personalidad autotélica será carne de cañón para llegar con más facilidad a la cumbre. Las personas que experimentan más habitualmente el flujo viven más felices y su vida es más satisfactoria. Y, nosotros, corredores somos afortunados porque nuestro deporte nos ofrece numerosas oportunidades de fluir. El flow puede hacer que sigas empujando cuando tu cuerpo se niega a seguir, tan sólo adormecido en tu repetitiva actividad de poner un pie delante del otro.
Desde un punto de vista científico el libro nos hablan de los Antecedentes del Flujo, a saber:
1. Metas claras.
2. Equilibrio entre desafíos y destrezas.
3. Retroalimentación inequívoca.
También de los Resultados del proceso de flujo:
4. Atención focalizada.
5. Fusión entre conciencia y acción.
6. Sensación de control.
7. Pérdida de la autoconsciencia.
8. Cambios en la percepción del tiempo.
9. Motivación intrínseca (autotelismo).
El carácter imprevisible del flujo es un hecho. El libro nos explica cómo lograrlo pero nunca será seguro que suceda. Los autores nos describen en boca de atletas, profesionales y populares, sus experiencias de flujo. Es fácil ponerse en la piel de éstos y verte a ti mismo ese día, sin previo aviso, fluyendo y mezclándote con la naturaleza en forma de paisaje. La constante amenaza de un peligro, y lo estás cuando entrenas duro o compites con compromiso, te sacudirá hasta lo más profundo de tu ser y será el origen de poderosas emociones. El secreto para cosechar las experiencias más fecundas y los placeres más grandes de la vida es vivir peligrosamente.
No sueñes con una vida fácil No pidas una tarea que esté a la medida de tus fuerzas. Pide, más bien, que tus fuerzas estén a la altura de tus deberes. Y sólo así fluirás en tus correrías.