El modelo N.I.N.D.A: De la negación a la aceptación.

Tenía mucha razón Nietzsche cuando afirmaba que: «…el que vive tiene razón».

Porque cuando finalizas la maratón, tienes la maravillosa sensación de haber sobrevivido a un holocausto y la cabezonería que has utilizado para terminarlo cobra todo el sentido. El castigo hasta te parece razonable y proporcionado, una vez traspasada la ansiada meta. Experimentas, de premio, la paz de una siempre inmerecida salvación.

La gente corriente, la que no ha experimentado todavía lo que es correr maratones, difícilmente atisbará a imaginar que para realizar un deseo excepcional (y 42 kilómetros siempre lo son) algunos hombres al estar heridos o enfermos ( y en el kilómetro 32 todos lo estamos) encuentran, en el fondo de ellos mismos, una fuerza insospechada que les permite dominar al mal.

Un maratoniano, aunque se mueva cuando lo corre cerca del cielo (llegar a la meta, os lo juro, es el paraíso) y aunque transite por un mundo de luz y belleza admirado por su pureza infinita, no es un ángel. Siempre será un hombre y su corazón seguirá estando manchado por la maldad del mundo del que procede y al que, tras cruzar la línea de meta, siempre deberá volver sintiéndolo como un castigo.

Durante unas pocas horas habrás estado de espaldas al mundo de los hombres, aspirando el aroma de lo auténtico y veraz cuando a solas contigo mismo debas de remontar tu penosa existencia, una vez traspasado el muro.

Hace años, en una época de mi vida en la que necesitaba explicarme mis maneras de ser, leí sobre el modelo de Elisabeth Kúbler Ross. Esta psiquiatra suiza lo formuló como una manera de dar explicación a lo que sentimos cuando nos dan una noticia o nos vemos envueltos en un proceso muy traumático, por ejemplo la notificación de una enfermedad terminal, la muerte repentina de un familiar muy cercano o una situación extrema en el trabajo. Decía que se producían una serie de procesos mentales que seguían unas etapas muy concretas. Entre estos procesos traumáticos podríamos incluir, sin duda, a la MARATÓN, a la que intentamos dar conforme van pasando los kilómetros una explicación racional.

Las cinco etapas (que conforman el acrónimo) son:

1. Negación («No pasa nada, me siento bien!»). Una defensa temporal para el corredor. (Kilómetros 25 a 30)

2. Ira («¿Por qué a mí?”). La negación no puede continuar y se producen sentimientos pasajeros de ira o envidia. (Km 30 a 34)

3. Negociación («Haré cualquier cosa…»). Esperanza de posponer, retrasar o paliar el suceso. ¿Me paro? ¿Reduzco la velocidad? (kilómetro 35)

4. Depresión (“¿Por qué seguir?»). Desconexión de todo sentimiento positivo. (kilómetros 36-38)

5. Aceptación («No puedo parar, me tengo que preparar»). La etapa final llega con la comprensión de lo que es irremediable y no se puede dar marcha atrás. (39 a 41)

Analiza previamente estas fases por las que seguro vas a pasar y procura “quemar etapas” cuanto antes para pasar cuanto antes a lo que podríamos llamar crecimiento. Desde la negación incrédula hasta la aceptación dolorosa pasarás por la melancolía y una mezcla de tristeza, misterio, mala leche, rabia inútil y alguna sonrisa de homenaje. Intenta as soon as possible instalarte en una sonrisa permanente. No te agobie si pierdes la paz en algún momento……eres humano y, por tanto, falible.

Háblate con cariño, mímate, mira cara a cara tu realidad y sé siempre positivo. Acepta tu lamentable estado y tira para adelante. Sólo son 42 kilómetros…..

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7 comentarios en “El modelo N.I.N.D.A: De la negación a la aceptación.

  1. A pesar de que hace ya tiempo que sigo el blog es la primera vez que escribo. Juan me ha gustado mucho el artículo y mañana lo volveré a leer y el domingo intentaré ponerlo en práctica. Recoge perfectamente lo que se vive en los últimos kilómetros, al menos yo lo he vivido y el domingo si todo va bien lo volveré a sentir. En las joras previas, donde los nervios están muy presentes, emociona leer el artículo. Gracias.

    • Luis Antonio,
      Vengo de correr 20 kms para desembarazarme de la sensación rara por no correr mañana. Sé de la voluntad de la organización de hacerla el 29 de abril. Ojalá así sea. Es difícil gestionar la tensión que ha de aflojarse y trasladarla a (quién sabe) catorce días vista.
      También en las cosas que pasan y no controlamos hemos de aplicar la aceptación.
      Un fuerte abrazo

      Juan

      • Juan esta más que aceptado. Nosotros somos unos afortunados, solo nos han suspendido una carrera (aunque llevamos tres meses de duros entrenamientos a costa de la familia). Peor están los que ven sus campos granjas y casas afectadas por la crecida del Ebro. Para ellos es su vida

  2. Llevo gestionando emociones diversas desde el pasado viernes a las 6 de la tarde, cuando era un hecho consumado que no se iba a celebrar la maratón. Me he sentido egoísta y frívola por querer correr cuando al final no deja de ser un hobbie y hay gente en situaciones terribles, pero admito que una sensación rara de frustración no me termina de abandonar.
    No estaré ninguno de los dos fines de semana que viene, me tendré que reorganizar todo y hacer encaje de bolillos (otra vez) buscando una nueva maratón y combinando con el otro gran objetivo del año, pero bueno, soy afortunada de que esa sea la mayor de mis preocupaciones. Tengo y debo relativizar, aunque mi cuerpo estaba demasiado mentalizado en la maratón.

  3. Este articulo me sirve para no parar y seguir sin desfallecer hacia adelante.
    Y decirte que te doy las GRACIAS por cada articulo que escribes.
    GRANDE JUAN

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