El deporte y la familia.

Hace un año, mi hermano Enrique no pudo participar en la prueba cicloturista QUEBRANTAHUESOS. A una semana de la cita y después de meses de concienzuda preparación, tuvo que acudir de urgencia a operarse por una hernia de disco. Imaginaros la desilusión. Si te sobrepones a esto, eres un deportista con todas las letras y él, este año, se ha doctorado.

Enrique es un deportista de los pies a la cabeza. Si alguien lo dudó alguna vez, es que no lo conoce. Hace 5 días, el pasado sábado 23 de junio, estaba nervioso en la linea de salida, junto a otros 11.000 ciclistas, con la idea de disfrutar de los 200 kilómetros en recorrido circular que partiendo de Sabiñánigo tenían que superar tres puertos (Somport, Marie Blanque y Portalet) y el repecho de Hoz de Jaca, para terminar de nuevo en la localidad serrablesa de Sabinánigo.

Enrique, bajando las rampas del Marie Blanque, en Francia.

Últimas rampas del Portalet. El objetivo de bajar de las 8 horas era factible.

El abuelo más deportista que conozco. Bi-abuelo bajando a tumba abierta.

Parada de menos de un minuto para darnos un abrazo y hacernos literalmente dos fotos

Pablo y Enrique, ¡menuda pareja !

A una semana de la «Quebranta», mi hermano Pablo, que vive en Valencia, me llamaba y me proponía «plantarnos» en las últimas cuestas del Portalet para animar a Enrique como si del tour se tratase. Me dijo que después haríamos algún pico cercano. La propuesta era muy tentadora: ver en directo a Enrique y compartir montaña con Pablo (llegó a meta en el puesto 13 de la maratón de Zaragoza del pasado 13 de mayo con un tiempo de 2 horas 51 minutos).

Dicho y hecho.

Enrique tardó 7 horas y 55 minutos (medalla de oro) en la QH y nosotros, después de despedirnos del ciclista, fuimos con la celeridad del rayo hacia las cimas del Anayet (2.574) y del Vértice de Anayet (2.559) para, después de un largo día de emociones, dormir en el Ibón con un atardecer de película.

Encarando el nevero que daba acceso al collado del Anayet.

En la cima del Vértice del Anayet.

Estrenando mis crampones.

Dispuestos a pasar la noche en el ibón de Anayet. El Midi d´ossau al fondo por encima de las nubes. La noche más corta del año la ibamos a pasar en este incomparable marco.

Abandonando el ibón, con el Anayet al fondo.

Fin de semana en familia con los hermanos que (Enrique en 1.992 y Pablo en el 2.018) me han ganado en el Maratón. Con genes así es normal que yo me dedique a hacer kilómetros.

Pura vida. Al fondo, y de izquierda a derecha, Balaitoux, Frondellas, Foratata, Infiernos, Arnales, Garmo Negro y Argualas.

En familia todo es más sencillo, el deporte uniéndonos y aportando respuestas a nuestras vidas.

4 comentarios en “El deporte y la familia.

  1. ·Ehhhhh!!! Yo también he dormido he dormido ahí!!!
    Recuerdo perfectamente la subida por Canal Roya, donde empecé las ganas con unas ganas de orinar bastante grandes pero sudé todo en la subida. La mochila y el sol de justicia del mes de julio me hicieron sudar todos los líquidos que tenía mi organismo.
    El marco incomparable, dormir sin nada al rededor es una experiencia. Ahora, la bajada hasta Canfranc estación, la hicimos en 2 horas menos!!!
    Cuesta abajo corre cualquiera!!!

    Saludos.

  2. Pingback: El deporte y la familia. — Aprende a correr – Lic. Mariana Cruz

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