Mister Potato

Hace dos martes, después del entrenamiento de la mañana, una atleta, Alba, me hizo unas preguntas -las del millón-. Juan, ¿Qué cenas la noche anterior a una maratón? ¿Qué desayunas? ¿Qué debería hacer, si de alimentación hablamos, antes de una competición importante?

En el fondo detrás de estas preguntas está soterrado el asunto de la existencia o no de superalimentos ¿Podríamos, gracias a unos pocos productos, tener cubiertas nuestras necesidades de energía?

Ya dije haces meses, en otra entrada de este blog, algo que leí en un libro de ultrafondo: que para ser un BUEN CORREDOR tenías que COMER COMO UN POBRE. Sí, has oído bien, en el siglo XXI se puede comer voluntariamente como un pobre (lógicamente no se trata de hacer cosas raras). Los pobres, imagino, comen poca cantidad, barato y monótono. Si, buff… su comer fácilmente sea aburrido, escaso y cueste muy pocos euros cada día (Nosotros, gracias a Dios, tenemos un plato caliente que echarnos a la boca every single day e incluso internet para que ahora mismo puedas leerme). Piensa si puedes subirte al carro de los que son más ricos no por tener más sino por necesitar menos.

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El hombre tiene la tendencia a acumular ritos ¿Qué seria de la Behobia sin su posterior chuletón? ¿Qué sería de la Nochevieja sin sus doce uvas? ¿Qué sería de un Agosto sin helados o un Diciembre sin turrón?

Para mí el rito de la noche anterior a una maratón o a una carrera importante tiene que ver con la PATATA, me da igual en qué compañía, pero eso sí, siempre en su condición de COCIDA o HERVIDA.

Fotos cortesía de la Cafetería-Restaurante IZAS en los Porches del Audiorama de Zaragoza..

Debemos huir de las fritas. Pero…¡Cómo me gustan las patatas fritas! Siempre que las veo parecen mirarme juguetonas y burlonas. Las patatas bravas son tentadoras, jacarandosas y bullangueras. Las patatas fritas son crujientes y sabrosas. Nos miran descaradas y mandan las órdenes precisas a nuestras manos para que impulsivamente las cojamos. Qué diferente e injusta es la comparación con un triste hervido.

La digestión de la patata cocida es nada traumática para nuestro estómago. Su índice glucémico es elevado y aporta todo lo que luego vamos a necesitar para la carrera. No provoca flatulencias. Es saciante. Combina con muchos otros productos sanos como verduras o proteínas saludables (ya sea atún, huevo duro o cualquier tipo de pescado…eso sí, la patata ha de ser la estrella invitada del plato y no desaparecer entre la proteína). No tendrás una digestión pesada y su posterior deposición será consistente (no me pidas que entre en muchos detalles). Para mi, LA PATATA es la panacea y me prepara psicológicamente en cuanto al ritual a seguir. Un guión que siempre me ha funcionado: cenar sin atiborrarme, sin prisas y no más tarde de las diez de la noche.

Hace dos martes que le dije a Alba que escribiría sobre la patata. Espero que te puedan servir estas lineas. Cada cual tiene sus rutinas y a ellas hay que aferrarse. En esto de las últimas piedras, antes de una competición, nunca salgas de tu zona de confort. Busca tu rito.

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