Corredor de ciudad

Imagina que naciste en el campo, yo pensaré en Campillo de Llerena, un pueblo de Badajoz al que se llega a través de exiguas carreteras comarcales. Tiene escuela, cuartel de la Guardia Civil, una iglesia -dedicada a San Bartolomé-, 1.706 habitantes en invierno y unas casas extremadamente blancas.

Caminos agrícolas me permiten salir corriendo del pueblo sin ni siquiera pisar el asfalto. En dos zancadas estoy en mitad de la nada rodeado de campos de trigo y de suaves colinas que -anticipando la cercana sierra de los Argallanes- están repletas de robles, encinas y alcornoques. Tomo el Camino del Moro que me lleva sin querer al cementerio de los italianos y regreso al pueblo entrando por la calle Pocico. El olor a campo, a cerdos y bellotas me acompaña durante el rodaje. A los campillejos se les quedan los ojos como platos al verme pasar corriendo. Soy un bicho raro en la campiña extremeña.

Por el contrario, imagina que naciste en una capital de provincia o viniste porque es donde estaba la universidad, la cultura o la oportunidad de trabajo. Has tenido que pagar el peaje de correr entre la polución y el asfalto. Al enrarecido aire y a la dureza del suelo de la urbe, has de añadir la dificultad de correr con continuas paradas e imprevistas aceleraciones que necesitas hacer para sortear los obstáculos. Además, nadie repara en tu presencia porque muchos son  los que se han apuntado al boom del correr.

Correr por la ciudad es una yincana que -aunque molesta- me seduce. El obligado trayecto urbanita hasta llegar al calmado parque o a los extrarradios de la ciudad, es un deporte de riesgo que te obliga a estar en vigilante alerta. Aplicas los cinco sentidos para preservar tu integridad y conseguir -por obra y gracia de la anticipación- que pierdas el mínimo de velocidad. Me lo tomo como un juego, pruebo el reprís de los músculos como la manera certera de comprobar el estado de forma. La chispa con la que sorteas los obstáculos o subes los bordillos es directamente proporcional a tu rendimiento en competición. Lo tengo comprobado.

 

Me gusta correr en el trasiego de la gran ciudad. Es normal que busquemos las grandes extensiones verdes: parques e incluso riberas del río para disfrutar del trote uniforme sin pensar en los peligros de los cruces, pasos de cebra, tranvías, semáforos, viandantes, bicicletas, coches, perros y autobuses.Pero en el trayecto que tengo hasta llegar a destino me divierto con improvisados cambios de ritmo para no pillar el semáforo en rojo, para sortear a un grupo de personas que se interponen en el camino o para no acabar en el suelo. Corre con los cinco sentidos y apúrate en agudizar tus reflejos. Juega con los cambios de sentido, con el agarrarte a las farolas, con el sprint sostenido en esa calle en cuesta.

Jugando te das cuenta de las diferentes maneras del correr: Apoyos cortos, sutiles y ágiles, necesarios para superar un escalón, un charco, una imperfección del terreno, un paso de cebra húmedo y deslizante, unas baldosas sueltas rellenas de agua recién caída de tormenta que amenaza con salpicarnos. Movimientos precisos, certeros -bisturí de precisión milimétricos- Pasas entre los coches aparcados de medio lado sin apenas perder  velocidad. Adelantas al peatón que se nos interpone en el camino con un sutil movimiento de caderas y él -sorprendido- da un respingo al notar el aire de nuestro cuerpo tan ceñido al suyo.

Trabajemos, por entre tubos de escape, nuestra amplitud y nuestra frecuencia de zancada. Nuestra técnica de carrera se ejercita también en un territorio artificioso e inesperado. La diversión del fartleck urbano. El parkour del corredor postmoderno.

2 comentarios en “Corredor de ciudad

  1. Entiendo los beneficios de correr por la ciudad, ese fartleck moderno que tan bien describes. Pero yo prefiero correr por el campo y la montaña, caminos en vez de asfalto, huir de los coches, mancharme de barro, perder el resuello en una cuesta y admirar las vistas desde la cima. Un abrazo

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.