¿Cómo te has planteando estas vacaciones? Está en alza el turismo experiencial, es decir, aprovechar el tiempo libre para hacer actividades que nos aporten vivencias distintas, difícilmente realizables en otras épocas del año.
Siempre pensé que las experiencias que valían la pena iban solo en una dirección, las de dentro hacia afuera. Es por eso que, desde hace algunos años, aprovecho el verano para ir a la montaña con la casa a cuestas y con el único propósito de disfrutar de la soledad en la altitud de las cumbres, evitando los tumultos de los vulgares y acomodaticios lugares de veraneo.
Hace diez días que por fin conseguí -tras intentarlo sin éxito el verano pasado- que saliera una excursión de tres días con mis hijas. Era trabajoso hacer un hueco en las ajetreadas agendas de dos mujeres de 21 y 18 años, pero tuvieron a bien complacer a su padre y a pesar de que no era un plan especialmente atractivo para ellas, accedieron gustosas.

Superado el refugio de Goriz. La primera noche a 2.400 metros. Exclusivo Hotel sin ruidos y con vistas la macizo del Monte Perdido..

A pesar de la facilidad de la ascensión al pico Taillón, el terreno exigía en algunos tramos una atención plena.

Con el objetivo cumplido y la satisfacción de haber compartido tres días full time, volvemos cada uno al mundanal ruido.
Subir un pico de 3.144 metros de altitud durmiendo dos noches seguidas en tienda de campaña, enfrentarse a una alimentación de subsistencia, tener que llevar la casa a cuestas y convivir por narices con tu padre gracias a la incomunicación -sin cobertura de móvil- son motivos más que suficientes para que estas jornadas hayan sido inolvidables. Se generaron espacios para la conversación, para la contemplación de la apabullante naturaleza y experimentar la creativa sensación de pequeñez. Masticar el silencio saboreando la inutilidad y ridiculez de la queja y de la excusa y rindiéndote a la evidente fortaleza que te invade por superar las incomodidades. Percibir el disimulado orgullo al haber hecho algo difícil pero posible con planificación y empuje.
Actividad en familia cuidada al milímetro para que tuviera un final feliz. Coronado el primer 3.000 en familia, que no será el último… (espero). Ya saben ellas que su padre les propondrá habitualmente planes feos pero con el atractivo de lo auténtico.
Esto si que es un reto y la satisfacción que tiene lograr llevarte a la família a un sitio así y que lo disfruten es lo más. Que envidia te tengo hehehe.
Gracias Roger. Me sorprendió lo bien que aguantaron. En ningún momento tuve que «tirar» de ellas, bien es cierto que llevaba la mochila más pesada en mis espaldas. Todo porque llegaran muy frescas a la parte final.
Un saludo
Juan Romero