No te enfades con el viento

No podemos enfadarnos con el viento si este nos despeina. No debemos perder la paz por los barrigazos que conlleva vivir. Ilusorio es pensar que nunca padecerás el frío de la soledad, el zarpazo de la enfermedad o la mordedura del desánimo.

Inesperadas enfermedades, lesiones deportivas o la ausencia definitiva de seres queridos. Ese amigo del alma que nos ha traicionado, esa riña familiar o esa prolongada situación laboral infame que nos está quitando el sueño; ese estrés mal gestionado; la ansiedad por un futuro incierto o la desazón por masticar con demasiada frecuencia nuestros propios y ajenos defectos.

Ante todo esto, lo más primario e instintivo sería enfadarse, echar la culpa a los otros o rechazar -imprudentemente y de plano- el error como quien lanza, en medio de una lluvia torrencial, un paraguas fuera de su alcance. Acepta el error -y aun más- hazte amigo de él porque te va a acompañar siempre.

¿Con cuánta frecuencia experimentamos los beneficios por algo que en un primer momento se percibió como una fatalidad pero que con el tiempo nos ha permitido conseguir lo que antes hubiera sido inimaginable? En otras entradas de este blog he hablado de la serendipia, de aquello que encontramos mientras buscábamos otras cosas; de que nada se pierde y todo aprovecha, de las segundas, terceras y enésimas oportunidades.

Por eso, ten paciencia. No quieras una vida cómoda. Aspira a tener un corazón entusiasta y enamorado. Sólo así serás una persona abierta al cambio y que se dejará moldear por los vientos de la providencia. No vivas en lo exterior, búscate a ti mismo en el silencio de cada trote. Reflexiona sobre cómo te enfrentas a los reveses y cómo eso afecta también a tus competiciones cuando llegan los momentos más perros.

Tu psicología, la que usas todos los días, se traslada a ese universo particular, que solo conoce el corredor, del sudor y de la centésima. La psicología que aplicas a tu correr se contagiará en tu día a día. Todo está conectado en un circuito de sentidos contrarios. No tenemos compartimentos estancos, no somos barcos con la única finalidad de mantenerse a flote. El hombre tiene un sentido trascendente que va más allá de segundos y kilómetros.

¿Te ha salido mal una competición? ¿No encuentras el golpe de pedal adecuado y estás sumido en la involución de tu condición física? Persevera, pon los medios para salir del momentáneo letargo. Dedica unos minutos al día a pensar si estás en la dirección correcta y, solo entonces, insiste y apuesta por las pequeñas acciones que te pondrán otra vez en el disparadero.

¿En qué consiste el éxito? ¿De qué está compuesta nuestra condición de corredores? Olvídate de marcas y de puestos. Siempre serán consecuencia de esas otras cosas que no se miden con el crono ni con el metro. Deja de quejarte del viento porque siempre ha estado ahí para ser utilizado de excusa y de queja. Olvídate de lo que no depende de ti y céntrate en tu interior que es dónde se cuecen los sueños, los retos y las batallas que valen la pena. Deja de lloriquear y ponte a ello. Acepta tus limitaciones y -apoyándote en ellas- decide qué hacer con tus sueños y con tu tiempo.

Corremos, no porque pensemos que nos haga bien, sino porque lo disfrutamos y no podemos evitarlo. Cuanto más restrictiva se vuelve la sociedad y nuestro trabajo, más necesario es encontrar una escapatoria para esta ansia de libertad. El espíritu del ser humano es indomable y vivimos de vientos.

3 comentarios en “No te enfades con el viento

  1. Tus comentarios en esta ocasión me vienen de perlas, porque un día antes del Pilar me fui a la Brecha de Roland, y cuando bajaba me caí, me retorcí el tobillo y tuve que bajar tres horas y media montaña abajo hasta Bujaruelo. Además, me he venido con una fractura de maleolo posterior y tengo para varias semanas. La Behobia, que estaba preparando por segundo año consecutivo, y que iba bien encaminada en cuanto a entrenamientos de cuestas, ha quedado relegada a un segundo plano. Ahora toca reposar, recuperarme y afrontar el año que viene con paciencia. un abrazo.

  2. Las situaciones suceden de manera que pocas veces coinciden con lo que habíamos imaginado plenamente por eso hay que adaptarse y disfrutar, quizás no podamos coincidir en hora porque la vida lleva su ritmo siempre hay que reorganizarse y aprovechar el momento de la mejor manera posible y que no sea a contrapuesta para evitar caídas

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