Soy de gustos sencillos. Y me preguntaba si eso era bueno.
La palabra sostenibilidad por fin está de moda. La ONU ha establecido 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2030, pero ¿Son compatibles con una economía de mercado y un capitalismo consciente y solidario?
Dejando de lado jardines político-económicos que no son el objetivo de este blog, me intentaba imaginar rodeado de montones de ropa sin estrenar, viviendo en una casa con muchos metros cuadrados, varios coches y con segundas y terceras viviendas… inundado de prosperidad material, y me horrorizaba al pensarlo.
La Economía se encarga de gestionar con recursos escasos las ilimitadas necesidades materiales del ser humano e intentar satisfacerlas todas.
Hay dos frases que me gustan mucho: «no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita» y «la felicidad es inversamente proporcional al número de llaves que posees». Mi manera de pensar es la de intentar poner cierto límite a las necesidades y al CONSUMISMO que esclaviza.
Un corredor convive continuamente con recursos escasos: falta de aire, agua, glucógeno,…nos falta muchas veces hasta lo más elemental como pueda ser el descanso pero no por eso nos sentimos desdichados sino al contrario. Nuestras necesidades son trascendentes y tienen un punto simplón, por ejemplo la de querer bajar de 45 minutos en la 10k.
Usemos el MINIMALISMO si aspiramos a tener (ser) paz y ser (tener) felices. La SOSTENIBILIDAD de nuestro planeta dependen de un estilo de vida ajustado y solidario, de la recta funcionalidad(propósito) de mis pensamientos, palabras y obras.
La PUNTUALIDAD es una manifestación inequívoca de la presencia del ORDEN en tu vida. Llegar tarde a los sitios con relativa frecuencia es una falta de respeto y la excusa barata de personas que se dicen muy ocupadas pero que básicamente desprecian el tiempo del otro. Orden en nuestros pensamientos, afectos y deseos, en nuestra casa y en nuestro puesto de trabajo. Orden en nuestro horario y en nuestro descanso para ser así más productivos.
Sin SENCILLEZ es imposible ser feliz. Mi odiado Diógenes -más bien su síndrome- hace ímprobos esfuerzos por adueñarse de nosotros. El Black Friday, generando en nosotros necesidades artificiales, las Rebajas, Wallapop -o la manera más eficiente de quitarse de encima lo que no utilizamos dándole un retorno económico- son manifestaciones de unos actos de compra previos que han resultado ser insostenibles.
Nuestros momentos más felices están relacionados con lo que no tienen nada que ver con cuestiones materiales. Mis excursiones al Pirineo con una mochila con lo justo y necesario para sobrevivir con dignidad durante tres días. Mis trotes con unas zapatillas, una camiseta y unos calzones. Son los momentos de máxima realización y libertad. Menos es más.
Al final, el hombre es esencial y lo material tiene más que ver con la contingente existencia. Cuando corremos y nos recogemos dentro de nosotros mismos, más conectados estaremos con nuestra ESENCIA.
Y lo importante en la vida tiene nada o muy poco que ver con los objetos materiales y con ese desorden que siempre genera su improductiva acumulación.
Cultiva el maravilloso arte del correr. Ahonda en tu lado Zen.
Como dice un runner youtuber muy conocido «colecciona momentos……no cosas»
Bravo Juan!!! Enhorabuena y ánimo para que podamos seguir leyendo entradas como esta, corta pero intensa.