Soy injusto cuando evalúo negativamente el desempeño de mis corredores en una maratón. Imposible ser ecuánime cuando desde mi particular prisma todo es sencillo porque llevo muchas de ellas y mi pericia es la tónica dominante al tratar de tomar decisiones correctas en competición. Lo llaman ser fiable.
Pueden pasar -y de hecho pasan- multitud de contingencias que hacen que la prevista marca final sea distinta a la esperada. Mantener la calma, aceptar la frustración e implementar nuevas metas intermedias y planes B, harán que el desastre no llegue a mayores y que siga siendo entretenido llevar cuatro imperdibles en el pecho.
Muchos corredores me manifiestan que no se atreven a esta larga distancia porque les aburre estar tanto tiempo haciendo lo mismo. Quizá son reacios a tomarse con naturalidad la putada de estar más de 30 kilómetros con la misma matraca. Convencerlos de que la carrera de los 42.195 metros es entretenida -más aún, divertida- y que no cabe el tedio en ninguno de sus kilómetros por ser cada uno distinto al otro, es mi único objetivo.
Si piensas que, sin embargo, al correr se concreta tu momento de mayor libertad y que te mantiene conectado con lo que intuyes hay detrás de este mundo que -a veces- te parece prisión, me entenderás. Correr te sitúa en el presente, te humaniza. Te conecta con hábitos éticos y te ayuda a apreciar la equivocación como la manera más sólida que tienes de aprender. Y porque -no te engañes- te emociona y te da paz.
Lo extremo es atractivo. En estas fiestas navideñas -como cada año- si sales a correr te tachan de gilipollas. Hace frío, el día es corto, las comidas son copiosas, la bebida es excesiva y tus gentes (desde su apagada voluntad de días seguidos sin rumbo) te juzgan envidiosos y socavan -eso creen- tus principios. ¿Cómo no puede ser excitante ESO que día tras día sucede aunque el mundo se caía a pedazos a tu alrededor?
La radicalidad nunca es aburrida y menos cuando proviene del sentido común mas aplastante y de la bondad que tiene CORRER ahora -año 2020- y tendrá siempre el movimiento.
El entrenamiento de las carreras de resistencia implica comprender, conectar y aplicar conocimientos de áreas tan diversas como la fisiología, la biomecánica, la teoría del entrenamiento o la psicología. Algo tan simple como correr se vuelve extremadamente complejo cuando quieres llevar a tu cuerpo y tu mente al límite, y mucho más cuando quieres -ese es mi caso- llevar el cuerpo y la mente de muchos otros deportistas distintos, todos tan únicos y particulares.
Por eso es importante no sólo contar con unas buenas bases científicas y del conocimiento, sino con la experiencia que aportan los años de profesión para comprender, conectar y aplicar todas estas áreas de manera individualizada. Por eso te digo que no cabe el aburrimiento, que si lo hace hagas un esfuerzo por no correr durante unos días y vuelvas a cargarte de ganas de salir al frío, a la oscuridad, a lo desconocido y así saborear los beneficios de estar fuera de tu zona de confort un poco cada día.