Nos atiborran con cursos sobre mindfullness, yoga, pilates y -en general- terapias de autoescucha y de sosiego. Nos animan a aprender a respirar y a sincronizar alma, mente y cuerpo. Nos vamos dando cuenta, por fin, de que no soportábamos escuchar nuestro silencio y que eso para nada es bueno.
Y resulta que al correr lo que hacemos básicamente es eso, escuchar nuestro jadeante silencio y adoptar un ritmo de respiración constante. Al terminar, nos encontramos mejor balanceados que al comienzo porque se nos ha liberado la mente y se ha limpiado el alma.
Pues bien, durante estas primeras semanas de mayo salir a correr ha sido de todo menos relajante. Lo de las franjas horarias nos ha obligado a convivir con paseantes, con corredores sin futuro aparente y con una pléyade de personas pugnando por una línea recta imposible. El zigzagueo y la anticipación las hemos tenido que desempolvar como hacía tiempo.
La premisa principal es que debemos ANTICIPAR mientras corremos. Estar alerta ante cualquier imprevisto y sortear obstáculos con elegancia. Estoy pensando en un charco, en un niño en bici, en una pelota suelta, en un perro sin correa o con ella, en fin,…son muchos los inconvenientes que sobresaltan nuestro rodaje, ese que se preveía apacible y sin interferencias.
Cuando corro, tengo los cinco sentidos en alerta. Pienso en el movimiento previsible del que se interpone en mi camino. Intento ponérselo fácil, decido rápidamente cuándo no me interesa tener razón y solo salir airoso del embroque. Si anticipo, puede que haga unos metros de más que no me importan, y gano en suavidad y en no tener que hacer paradas bruscas, giros o acelerones innecesarios.
Aun corriendo con los cinco sentidos y anticipándome (a personas, animales y cosas), corro con RELAJACIÓN. Es compatible y necesario que así sea.
No es evidente que sea tan importante la RELAJACIÓN al correr y en la vida. Te aconsejo que no la relaciones con el ir embobado en tu mundo. Al contrario y precisamente porque vas relajado, estás conectando con tu alrededor y convives en perfecta armonía entre lo externo y lo interno.
El otro día leí que en el judo la no resistencia (relajación) constituye un principio técnico primordial. El judoca debe ceder a la fuerza de su oponente si es empujado o traído, ya que obrando así, no solamente anula el esfuerzo del contrario y se optimiza el gasto de la propia energía, sino que facilita más la conservación del equilibrio de lo que se lograría al ofrecer resistencia, al tiempo que se debilita el equilibrio del oponente. En una palabra, acepta las cosas según se presentan para cambiarlas ventajosamente.
Si tu correr es relajado tendrás mucho ganado en las competiciones ante los estímulos de tus contrincantes o del crono. Adoptarás una postura de pelea razonable y -por tanto- relajada. Y desde ella podrás acometer la encarnizada tarea de luchar.
Cuando veo a una persona correr, le intuyo muchas cosas relacionadas con su carácter, con su temperamento. Cuando veo correr a alguien relajado y con determinación en su mirada, es entonces cuando creo ver a un corredor verdadero.
No hay nada como aquello de salid y disfrutad
Txema.
Genial que estés tan sensibilizado con el disfrute.
Yo lo estoy desde 1981, desde el primer día que me puse un dorsal y desde el primer día que vi el atardecer mientras corría.
A seguir disfrutando. Me queda clara tu postura.