Malas pulgas

Os he de reconocer que mi relación con los perros fue poco satisfactoria a lo largo de mi vida. Ya desde que empecé a dar mis primeras zancadas adolescentes padecí de cinofobia, tenía miedo reverencial a estas mascotas.

Será porque empecé a correr cuando casi nadie lo hacía y los dueños no tenían la costumbre de lidiar con las reacciones de sus canes si alguien en movimiento pasaba por su lado.Sufrí las imprevisibles reacciones caninas durante demasiados años y desarrollé una fobia que, gracias a terapias de choque y al autoconvencimiento de que los perros olían el miedo -y no debía darles pistas- conseguí controlar satisfactoriamente las recurrentes situaciones de persecuciones y ladridos.

Una solución era evitar los lugares conflictivos y la otra, enfrentarme a los perros con una actitud miedosa y esquiva.Llevo una temporada disfrutando mucho cuando veo los programas de televisión que tratan del correcto adiestramiento de las mascotas caninas. Me quedo pegado a la tele y analizo el cómo consiguen modificar sus comportamientos. Tanto «Malas pulgas» como «El encantador de perros» me han ayudado a conocerlos mejor. Desconocía que tienen la necesidad de oler para reconocer al desconocido, que son territoriales, que es innata su curiosidad y que hay que enseñarles que deben sumisión ante el dueño-humano-líder.

Es crucial que al perro lo consideremos como lo que es, un perro y que bajo ningún concepto debe dominar a su dueño.El amor incondicional que proporciona un animal al ser humano debe ser una experiencia muy gratificante.

Así me lo dicen mis hijas que tienen una perra llamada Babi, de la que reciben mucho afecto desinteresado. Lo entiendo y respeto, pero mi manera de gastar el tiempo libre hace que, ni de coña, me plantee tener uno. Es una gran responsabilidad y en cierta medida una atadura, porque hay que pasearlos a diario y cuidarlos como lo que son: un ser vivo que habita en tu casa.Me maravillan los perros bien educados, me fascinan. Me horroriza ver a dueños dominados por sus perros.Me ha pasado lo mismo este año con mis alumnos. Los hay que no se sujetan, que desconocen lo que es el control inhibitorio, que es una de las funciones ejecutivas del cerebro imprescindible para desarrollarse con armonía en sociedad.

Me gustaría ser un PACK LEADER para ellos, ese líder de la manada que a base de certeras indicaciones fueran suficientes para conseguir el objetivo del aprendizaje. El ser humano disfruta de libertad y los animales de instinto. Gran diferencia y responsabilidad la nuestra. Los perros -en ese sentido- son irresponsables. Cuando era adolescente desconocía que el dueño era el único culpable. Te aconsejo que no intentes discutir con él, te dirá que su can solo quería jugar, que el parque es de todos, que no tiene la obligación de llevarlo atado…y tendrá razón.

Al final será una cuestión de saber convivir en sociedad. Habrá que demostrar que los corredores estamos por encima de todas estas situaciones y no entramos al trapo.Pon en valor tu condición de Líder de la manada. Los líderes no hacen caso de los ladridos, tienen cosas más importantes por hacer.

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