Suelo asumir demasiados riesgos cuando os escribo acontecimientos de mi adolescencia y -por ello- pudiera no llegar a todos vosotros que me leéis y me escucháis. Es lo que tiene ser viejito, que las anécdotas que pongo pueden ser carcas.
En el año 1984 aterrizó en España la música de Juan Luis Guerra, un artista dominicano que formó un grupo llamado «Juan Luis Guerra & 440». El motivo de llamarlo 440 se debió a que es el nombre que coloquialmente se da al sonido que produce una vibración a 440 Hz y que sirve como estándar de referencia para afinar la altura musical. El «LA 440» es la nota musical LA que se encuentra encima del DO central del piano.
Juan Luis Guerra es uno de los artistas latinos más reconocidos internacionalmente porque mezcló con acierto el merengue y el bolero y la fusión de afro-pop/jazz le llevó al éxito en toda América Latina. Te recomiendo que escuches sus hits «Ojalá que llueva café» o «Burbujas de amor».
Todo esto viene a cuento porque algunos de mis atletas me comentan los domingos que han hecho la tirada larga a 4.40 el Km o en una cifra muy cercana. Yo les digo -en plan de broma- que lo han hecho a ritmo Juan Luis Guerra. Tengo la sensación de que no todos entienden la ocurrencia, y eso me alarma porque quiere decir que me voy haciendo mayor.
Hace dos semanas hablé en este blog del rodaje, que era esa manera de endurecer los trotes si subíamos la intensidad a un ritmo que empezase a ser incómodo. Lo concretábamos en el ritmo al que harías una media maratón, y lo alargábamos como mucho hasta los 50 minutos de duración. Se me ocurren muchos sinónimos de rodaje, a saber… trotaje, trote alegre o «JAJAJA que me entra la risa», o trote Juan Luis Guerra.
Muchas personas asocian la alegría únicamente como la consecuencia de una actitud pasiva hacia la felicidad. Este verano se va a llenar Instagram de gintonics, de jarras heladas de cerveza, de rodillas bronceadas con la toalla y la orilla de la playa como testigos.
Quizá por eso cuesta entender la alegría -más profunda y verdadera- del que se esfuerza por sacar un entrenamiento de calidad.
Corres el riesgo que te tomen por un friki. Y lo acepto. Y tú – sedentario y miedoso ante los 30 grados a la sombra- deberías de aceptar que también eres un friki en otras cosas. Y que todos lo somos. Y que nadie ha patentado todavía la normalidad. Y que todos somos raros. Y que se han establecido unos convencionalismos para vivir en sociedad, pero que nadie está exento de caer en el ridículo.
Y déjame correr al ritmo de Juan Luis Guerra, a ese ritmo alegre en una llanura llena de batata y fresas. Y déjame sentir la lluvia con olor a café cayendo por los campos.
Juan Luis también canta solo y con otro ritmo y te seguro que por aquí la lluvia no huele a café u no tiene la solana que por aquí sufrimos ,pero el no cuenta contigo y nosotros si
Que tiempos. Esas bachatas y esos ritmos caribeños.
Buena música, y un ritmo cómodo ese de 4’40».
Me uno a ti Juan en eso de los viejitos.