El pasado 31 de enero murió Alejandro Gómez, un atleta vigués que en 1997 corrió la maratón de Rotterdam en 2.07.54 segundos y que fue récord de España. Un tumor cerebral inoperable detectado hace un año ha acabado con su vida.
Con motivo de la noticia de su muerte, en las redes sociales encontré un comentario de un corredor popular en el que le reprochaba al periodista que escribía la noticia, que se refiriera a Alejandro Gómez como ex atleta. Este aficionado argumentaba que nadie que lo hubiese sido, dejaría nunca de ser atleta aunque ya hubieran pasado sus mejores momentos deportivos. Lo que eres es mucho más definitorio que el cómo te encuentres en un momento determinado.
A raíz de esto, me vino a la cabeza esos momentos de mi vida deportiva en los que he estado largamente lesionado, o lo que es peor, las épocas en las que abandoné la exigencia del entrenamiento metódico y planificado.
Cuando digo que he llegado a fumar dos paquetes de tabaco diarios, la gente me mira raro, como si pensaran que lo digo como para buscar afinidad con mi interlocutor y que realmente no es verdad.
La vida es larga y no siempre coherente. Lo único que ha sido una premisa autocumplida siempre, es que el dolor siempre nos hace más fuertes. Y los que son atletas, son maestros del dolor y, por eso, ejemplos de vida.
Los atletas están saliendo continuamente de la zona de confort. Lo único que consiguen es que la hacen cada día más grande. Viven en una gran zona de confort en la que el dolor y la penuria se han convertido en íntimos amigos de lo cotidiano. A esta sociedad le hace falta mirar al dolor sin escándalo, con la naturalidad del que sabe que forma parte de la vida. Desde el momento que salimos del seno materno y nos arrancamos a llorar por sentirnos desprotegidos del confortable líquido amniótico.
Los atletas saben que del dolor es de donde obtienen su mejoría. También el dolor les asusta y les sugestiona como si fuera un examen, pero cada entrenamiento superado les confirma que están en el buen camino. Los atletas saben que las lesiones son parte del juego. Siempre digo que cuantas más lesiones has superado más atleta eres. Y cuando estás capitidisminuido, es humano sentir la duda. El que no duda es un héroe, pero un atleta no es un héroe, es una persona como tú y como yo, que aspira a superarse a sí mismo, y que correr le sirve de claro ejemplo.
Por muy lesionados que estemos, por muy alejados que nos encontremos del buen camino, siempre seremos atletas y estaremos capacitados para recomenzar. El espíritu deportivo es éste: comenzar y recomenzar siempre, las veces que haga falta y sin renunciar a nuestra esencia, el ser atleta.
Eres un crack. Gracias por los consejos, reflexiones y sobretodo porque lo que escribes , al menos a mi, hace sentir que somos una comunidad .
Gracias Ignacio.
Un gran abrazo
Juan