Te presto mi ritmo

¡Qué mejor manera de correr, que ayudando a familiares o amigos a que cumplan sus sueños! He querido reunir ideas que puedan serviros de pauta para ayudaros. Pace-maker, globo, liebre o práctico son los distintos nombres que designan esta tarea.

Mi primer recuerdo -de ayudar a alguien en una carrera- fue en la Media maratón de los Poblats Maritims que se celebró en Valencia en 1993. Mi padre se animó a correr los 21 kilómetros. Cuando llegué a meta, troté en sentido contrario en su búsqueda. Él iba andando y al verme llegar se puso a trotar para llegar de una manera un poco más airosa hacia la meta. Fuimos juntos hasta la entrada de la pista de atletismo.

El segundo recuerdo fue allá por el 2002, cuando empecé a marcar los ritmos en las series de la que sería olímpica en Pekín 2008: Maria José Pueyo. Se establecieron unas sinergias muy interesantes. Yo aprendía los intríngulis de la preparación maratoniana al más alto nivel y conocía de primera mano los avatares de la presión competitiva y ella me seguía en las series (de 300 a 8.000 metros) y en los trotes a ritmo (los de 3.40 eran innumerables). Hacíamos una pareja deportiva sensacional. Su respiración me hacía reconocer el grado de esfuerzo que estaba sufriendo y me servía de termómetro para aflojar o aumentar el ritmo.

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La responsabilidad en los ritmos hizo que mis piernas tuvieran un imaginario chip GPS bien calibrado. Así fue como adquirí la destreza y asumí la labor de globo en Maratones ( 3 horas) y en Medias ( 1.25).

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Posteriormente también a personas singulares me he dado el gustazo de ayudarles a conseguir sus metas. Y así, en los últimos años, he combinando carreras a fuego con otras en las que desarrollo labores de acompañamiento. Es una sensación maravillosa, la de ser un conseguidor de sueños y haber acercado a las personas a obtener sus imposibles.

¿Qué se espera de una liebre?

1. Transmitir seguridad y confianza. Hablar con refuerzos positivos. Que perciba nuestro cariño. Nosotros sabemos mejor que nadie lo que está pasando por la cabeza del corredor.

2. No ir a tirones. Aprovechar las bajadas y frenar en las subidas. Aprovechar el viento favorable y no empujar con el viento en contra para mantener el ritmo a toda costa. Explicar el porqué.

3. Hablar poco pero con eficacia. Si nuestro amigo afloja no se lo recriminamos, tenemos que adaptarnos a él y no al contrario. El grado de implicación y compromiso de nuestro amigo se sobreentiende, no se cuestiona.

4. Ser comprensivo y tener toda la empatía posible. No pedirle nunca lo que no pueda dar.
Os aseguro que la satisfacción de que el prójimo vea hecho realidad su sueño llena mucho más que el éxito propio.

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Vitoria, 10 de mayo de 2007, Pueyo entrando en meta como campeona de España de Maratón.

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