Estoy acostumbrado a oír esta frase en personas que debutan en maratón: «Con acabarlo ya vale». Es una postura honrosa y respetable del que se enfrenta a lo desconocido y excesivo. Es propia del que quiere quitarse presión añadida. Y hace bien.
El otro día me llegó un acertado texto que dice así:
«Todos los que hemos corrido un maratón sabemos el desgaste que supone, tanto físicamente como mentalmente. A pesar de entrenar unos cuatro meses de manera compulsiva para ello, no tienes garantizado que vaya a salirte como habías planeado. Y es que el maratón no es una broma. En el maratón no sirven las matemáticas. Si eres capaz de correr 10 kilómetros en 1 hora, no quiere decir que correrás 40 kilómetros en 4 horas. A partir del kilómetro 25 empiezas a adelantar cadáveres o “Walking Dead” como ahora les llaman. A partir del 30 el espectáculo es dantesco. Mucha gente caminando, parándose… Y a partir del 35 incluso llorando…
El maratón es la prueba mítica del atletismo por algo. Da igual el ritmo al que vayas a correrlo. Son 42 kilómetros. No corremos para hacernos daño. Corremos por lo que nos genera mentalmente, porque nos hace sentir bien, por lo que envuelve el mundo del running… No seamos inconscientes. Hay que hacer las cosas en progresión. Carreras de 10 kilómetros cuando ya tienes una base, luego probarse en medias maratones y cuando tienes la distancia consolidada, atacar el maratón, pero siempre, siempre, CON RESPETO a la distancia…»
La vida y el maratón son lo que son: una mala jugada. Es decir, te pegas la torta con bastante facilidad. No pasa nada, cosas del directo, del día a día. Nadie quiere chocar contra el muro, pero está ahí y, si llega, se le saluda con cortesía. No pasa nada. Nuestra obligación es la de salir con un plan realista y entrenar adecuadamente. Al Maratón respeto siempre pero nunca miedo.
Os copio un breve texto del libro «Reyes del asfalto» de Cameron Stracher:
«Correr no es cuestión de velocidad, sino de resolución, porfía, firmeza, tesón y entusiasmo. Cualquier necio puede echarse a correr hasta caer desplomado, pero continuar cuando todos los nervios del cuerpo imploran la tregua, vencer al cansancio, la extenuación y el desaliento, ignorar la razón y abrazar lo descabellado: he ahí la verdadera grandeza, he ahí la impronta del campeón».
Ahora, una vez leídos los dos textos, mételos en la thermomix y sacarás un plato exquisito. Quizá te sorprenda su aroma.
La marathon es la prueba estrella, la de esos hombres y mujeres que están en otro nivel y en otra galaxia….. Yo disfruto viéndolos correr como los súper hombres y mujeres que son. El de Zurich fue fabuloso, últimos km por debajo de 3′ , simplemente INCREÍBLES . En fin el ser humano no tiene límites…….. Keep Running !!!!!!!
Hola Esther
Me niego a aceptar que haya personas, normalmente constituidas, que se priven de sentir la emoción de cruzar la meta tras 42 largos kilómetros. ¿Te imaginas haciéndolo? ¿Se te empañan los ojos al pensarlo?. Si es así, ya has dado el primer paso para sentirte de otra galaxia. Bienvenida !
¡¡Gracias por la mención!! ¡Buen artículo!
Gracias a vosotros. Un saludo y a seguir trabajando tan bien!
Reblogueó esto en RUNNER EVENTUALy comentado:
“Correr no es cuestión de velocidad, sino de resolución, porfía, firmeza, tesón y entusiasmo. Cualquier necio puede echarse a correr hasta caer desplomado, pero continuar cuando todos los nervios del cuerpo imploran la tregua, vencer al cansancio, la extenuación y el desaliento, ignorar la razón y abrazar lo descabellado: he ahí la verdadera grandeza, he ahí la impronta del campeón”.
Excelente aporte, lo comparto así más corredores tienen la oportunidad de leerlo.
No te importe. Un saludo
Juan Romero