El otro día escuché esta frase: «Hay dos tipos de músicos, los que llegan y los que ya están«. Consideré que también sería apropiada si la aplicásemos al amplio abanico de corredores que transitan por las ciudades.
Hoy en día está popularizada la carrera a pie. Está de moda. Por las tardes vemos grupos de corredores preocupados por sumar kilómetros y por hacerlo en compañía. El aspecto socializador del deporte se ve encarnado en rostros sudorosos y alegres al sentir que hacen algo costoso y bueno, trabajan por la adquisición de una virtud y lo hacen bajo el cobijo protector de un grupo. Se refuerzan unos a otros.
Han superado incluso el estrés inicial del principiante y la mejora deportiva se palpa domingo a domingo. La alegría del que se siente con más energía, del que duerme mejor, del que tiene un color de piel más bronceado, del que se desprende de algún kilo y se le empiezan a caer los pantalones. El corredor se encuentra en un constante estado de excitación y euforia.
Leí hace poco que «hasta los tontos hacen progresos en esto de correr, todo es cuestión de insistir«. No conozco ningún caso de persona que, echándole horas, no haya evolucionado en sus registros y sensaciones.
Visto desde fuera, se intuye que no puede ser la euforia un estado permanente en la vida de un corredor. El estado de enamoramiento con el correr dura poco, hay que disfrutarlo y exprimirlo pero sin llegar a la saturación y por tanto al abandono.
El amor se demuestra con los años y es más pausado y profundo que el chispazo inicial. No depende ya de circunstancias ni del entorno. Porque llegarán tiempos de estancamiento en los registros, de lesiones largas o de difícil diagnóstico. Tiempos de carreras repetidas en el calendario. De infinidad de vicisitudes como otras tantas que tiene la vida. Y es ahí, donde tiene que emerger el aspecto fundamental que caracteriza a los que llevan toda la vida corriendo: les gusta correr y lo hacen a pesar de los pesares.
Correr, como un encuentro cotidiano con uno mismo. Con la naturalidad con la que lavamos la ropa que usamos a diario, para ponérnosla de nuevo otro día. Sin aburrirnos especialmente aunque tengamos la poco excitante ruta de todos los días delante de nuestro portal.
Los corredores se nos suman a diario. Sean todos bienvenidos. Dentro de unos años también podremos decir de ellos que son de los que ya estaban.
Una bonita reflexion………………..y eso pienso siempre que veo a un runner que supera los 50 años……………yo quiero ser así, seguir y seguir, sumando años y km. Con mis «kuntas», dos regalos de amigas que me ha dado este deporte : sueño despierta sabiendo que un dia alguna ira con carrito, llevando a su hijo, iniciándole es esto de correr, que un dia, como ayer, ellas o sus parejas, atravesarán el arco con su hijo corriendo tb……………………..y ese día llegará, porque ya seremos de las que estaban …………………..todo comenzó hace dos años, y los que nos quedan!!!!!!!!!!!!!!!!!,
Enhorabuena Juan, otro marathon!!!!!!!!!!!!!!! fue un lujo verte, que concentración, que ritmo…………….
AUPA ESOS RUNNERSSSSSSSSSSSSSSSSS
Hola Esther
Gracias por tus palabras. Un maratón un tanto agridulce. Fuí con mucha ilusión y salió mal.El inconformismo lo tengo en el ADN, pero muy satisfecho por las marcas personales de mis chicos. Es imposible estar triste cuando ellos triunfan.
Dentro de poco debutas, ya verás.
Un saludo. Juan Romero