Hoy en día los corredores disponemos de artilugios que miden «cosas», pero hace 25 años funcionábamos exclusivamente a base de crono, y pulsómetro el que tenía uno.
La cadencia de zancada, la distancia recorrida, el ritmo empleado kilómetro a kilómetro, desniveles positivos y negativos, altimetría, velocidad media y puntual, temperatura, calorías, tiempo de recuperación, nivel de entrenamiento, desfase de tiempo con el ritmo previsto previamente,… y un largo etcétera. Nada parece escapar a lo cuantitativo. La tecnología nos está abrumando y nos plegamos -lógicamente- a sus encantos.
Se oye con demasiada frecuencia la expresión de: «No sé correr sin GPS porque me siento perdido». Viven esclavizados a las cifras, a los registros que no dejan ni un momento de visionar incluso durante la competición.
Nos olvidamos, las más de las veces, de lo más importante y primigenio: las sensaciones.
Porque el papel lo aguanta todo y cumplimos a rajatabla el plan de entrenamiento, nos inquietamos si no salen las cosas según lo previsto.
Así, por ejemplo, no deberíamos comparar las series hechas en enero con las mismas pero en agosto. Los tiempos serán peores por el calor y la sensación de sofoco no nos ayudará a generar confianza en el plan. Los factores correctores (que no excusas) están para ser usados: calor, picos de trabajo, obligaciones familiares y un sinfín de cuestiones ajenas al entrenamiento y directamente relacionadas con el descanso (uno de los tres pilares en los que reposa la mejora deportiva).
Un trote que en octubre salía fácil a 5 min/km, puede que, por falta del descanso se vea ralentizado en 10 segundos por kilómetro.
No se puede pretender que todo se reduzca a datos objetivos. En lo que hay que fijarse es en el trabajo y en la intención, que son fáciles de medir (si no somos propensos a engañarnos y vivimos en la realidad de nuestras sensaciones).
Tabla con zonas de entrenamiento en función, como no, de algo objetivo como es el pulso máximo.
DESCRIPCIÓN SUBJETIVA DE LA ZONA DE ENTRENAMIENTO | % FCmax para entrenamiento | ||||
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Z1: REC ACTIVA: RODAJE FÁCIL, CADENCIA LIGERA, DESARROLLOS LIGEROS, SOLTAR, CONVERSACIÓN | 50-60 | ||||
Z2: FONDO: LARGA DISTANCIA, RITMO GENERAL BAJO, “MARCHETA”, PUEDO HABLAR | 60-70 | ||||
Z3: RITMO: FARTLEK, CONCENTRADO, RITMO, CAMBIOS RITMO, NO APETECE CHARLAR PERO PUEDO HABLAR | 70-85 | ||||
Z4: UMBRAL: “IR CON ELGANCHO”, NO PUEDO HABLAR CÓMODO, SOLO PALABRAS SUELTAS. | 85-95 | ||||
Z5: VO2MAX: INTERVALOS DE 3’ A 8’, NO PUEDO HABLAR | 95-100 | ||||
Z6: CAPAC ACIDOTICA: INTERVALOS DE 30’’ A 3’, NO PUEDO HABLAR, “SABOR A SANGRE” | NS | ||||
Casi no me acuerdo de mis comienzos. Con los años de práctica deportiva, gracias a Dios, evolucionas y haces con naturalidad ritmos o tiempos que antaño eran impensables. El nivel de esfuerzo para conseguir determinados ritmos también ha ido cambiando. Dependiendo de en qué momento de la temporada me encuentre los ritmos saldrán más o menos fácilmente. La repetición cíclica de las temporadas y experiencias o sensaciones de años pasados son muy útiles. Apuntar además de los registros, las sensaciones en nuestro diario del corredor se me antoja crucial.
Si te inicias en la carrera a pie, necesitas datos. Pero no te ahogues por ellos….Hay que conseguir que, a pesar de las ramas, sigamos viendo el bosque.