Correr está de moda. Es un deporte práctico. Desde el mismo momento en el que atravesamos el portal de casa ya estamos quemando calorías. No hay que alquilar pistas ni obligatoriamente quedar con alguien. Es además una actividad barata porque lo único realmente importante es adquirir unas zapatillas adecuadas. Los parques están llenos de personas preocupadas por su salud.
Es importante llevar un buen calzado. Muchas personas se enfrentan a la compra de sus primeras zapatillas “de correr” con el miedo a que no les enganche. Cada día es más difícil no plegarse a los encantos del correr porque en las ciudades y en los pueblos se organizan grupos de entrenamiento de todos los niveles. La superficie por la que corremos sigue estando muy dura y, por eso, la función principal de la zapatilla es la de absorber los impactos que provocamos al contactar con el suelo (se dice que las articulaciones tienen que soportar el peso corporal del corredor multiplicado por tres) y también la función de estabilizar el pie en una segunda instancia. Correr, además de ser una manera de ver la vida y conformar un estilo de vida muy particular, es un gesto complejo en el que actúan fuerzas y masas. La física nos dice que se realizan una sucesión de zancadas compuestas de impulso y frenazo. Y es cuando frenamos cuando más se afectan los músculos, los tendones y los huesos. Las lesiones están a la orden del día y en nuestra mano está el evitarlo
La elección de unas buenas zapatillas es una cuestión de salud, de poder perseverar en la práctica deportiva y no tener indeseados parones.
Gran parte de los corredores nóveles se fijan en dos características que debieran estar al final del proceso de selección: la estética y el precio.
Las zapatillas de correr no son especialmente bonitas. Otra cosa es que nos vayamos familiarizando al verlas por la calle o que los diseñadores se adecuen lo más posible a los colores de moda o el estilo predominante de cada momento. Muchas veces digo, en broma, que son daltónicos. Los elementos de amortiguación harán que sean voluminosas y nos hagan pie grande, los elementos de transpiración (la nada estética rejilla exterior) tendrán colores demasiado chillones, los elementos estabilizadores harán de la zapatilla un despropósito de líneas y formas.
El precio es un factor importante a la hora de elegir. Tengamos en cuenta que estamos hablando de material técnico y que las gamas de precios están bien estructuradas. A mayor calidad es normal que se corresponda con un precio superior.
Las características en las que hay que fijarse a la hora de adquirir unas zapatillas son:
- Estabilidad: es importante que la zapatilla al correr no permita que nuestra pisada se deforme o se incline. Nuestra pisada deberá con ellas ser natural y, si es el caso, neutralice nuestra excesiva pronación. Los elementos de estabilidad hacen que la zapatilla pese más.
- Amortiguación: Tenemos que fijarnos que nuestra zapatilla tenga una amortiguación adecuada a nuestro peso corporal. A mayor amortiguación más peso.
- Flexibilidad: Que no sea rígida y se doble al menos 30% por detrás de los dedos (metatarsos). Si es así no tendremos que hacer mucho esfuerzo al correr.
- Peso: todos buscamos la ligereza en la zapatillas para parecer que corremos descalzos, haciendo la zancada más ágil, pero el rebajar el peso es a costa de la amortiguación (a menos peso suele tener siempre menos) así que hay que buscar el equilibrio adecuado.
- Dureza: la dureza de una zapatilla incide en su resistencia pero una zapatilla muy duradera peca de ser poco flexible, así que al igual que antes, entre peso y amortiguación, habría que buscar una relación adecuada para nuestro peso y también el entrenamiento que vayamos a realizar.
- Agarre: la importancia del agarre en diversas condiciones meteorológicas como lluvia o diferentes terrenos como barro, hielo, hierba o arena hace que sea muy importante el tipo de agarre que tenga la zapatilla, por tanto es importante conocer el tipo de suela que más nos convenga.
Hay muchas zapatillas que podrían encajarnos. La elección depende de nuestra anchura del pie, de las sensaciones que experimentamos en una primera puesta,…en definitiva, el cómo nos encontramos dentro de un elemento que tiene que acompañarnos durante muchísimos metros.