El otro día uno de mis atletas me contó que durante la Maratón estuvo repitiendo a modo de mantra la siguiente frase: » Pisada ligera, cadera alta, tronco recto«. Le ayudó a focalizar y concentrarse en la tarea de avanzar. Tenía grabado a fuego mi insistencia y mis gritos por corregir su postura en los entrenamientos. De esta manera, en cuanto su mente flaqueó, se lo repitió y lo aplicó, para así alcanzar la meta en el tiempo previsto.
Más allá de cuestiones técnicas sobre angulaciones y grados, y yendo a un plano esquematico y sencillo, una mejor técnica de carrera se concreta en tres aspectos fundamentales:
1. Hacer poco ruido al correr. Y de ahí se derivan más consecuencias, a saber: aumento de la frecuencia (apoyos por minuto), el contacto con la parte media del pie (metatarsos) -nunca de talón-, aumento de la reactividad del tobillo -el suelo quema-. Contacto breve.
2. Elevar el centro de gravedad apenas unos milímetros: Trabajo de core: abdominales y lumbares. Tonificación de los músculos rotadores y estabilizadores.
3. Tronco y caderas alineadas, no doblado por la cintura. Brazos activos, codos en 90 grados, alternos. Uno sube y el otro baja (tocar con la mano la cadera) Hombros relajados. Mirada al horizonte.
La destreza debería ser refleja (=involuntaria).
Tenemos toda la vida por delante, pero hay que ponerse en serio a por ello. Elegir un aspecto y trabajarlo hasta que salga sin pensarlo. Ya sabes: «Pisada ligera, cadera alta, tronco recto». Gracias querido atleta.