Líneas básicas de trabajo

Durante esta cuarentena  -gustosamente forzosa porque hay que respetar las normas-  habremos llegado a la conclusión de apuntalar carencias físicas para que al salir de nuevo a correr sean menos evidentes y a la vez, potenciar nuestras cualidades innatas para darles mayor lustre.

Si ha sido ese tu caso, y te has puesto manos a la obra, habrás sacado fruto sabroso de este inconveniente llamado confinamiento. Enhorabuena.

Los corredores populares lo somos porque adolecemos de defectos innatos y no pasa nada por reconocerlo. Hemos dejado de lado -por eso no somos profesionales-  aspectos vitales como lo son la fuerza y la flexibilidad. Nos hartamos de kilómetros y descuidamos la potencia del motor y la mecánica. Nos da lo mismo el octanaje de nuestra gasolina (calidad y cantidad de nuestra alimentación), nos da pereza pasar por el taller (masajes) y así ajustar nuestros engranajes. Nos maltratamos con un descanso pobre y escaso. Y así nos va. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Dos son los únicos objetivos que buscamos al entrenar (si de rendimiento estamos hablando):

           1. Generar la mayor potencia con la menor fatiga (Trabajo cardiovascular y de fuerza)

            2. Optimizar la aplicación de esta potencia (Economía de carrera)

Es decir, más caballos al motor y menor fuga de energía en rozamientos y fuerzas de frenado. No hay más.

Al igual que alguien podría decir «No supe lo que era pasar hambre hasta que me enteré que se podía comer dos veces al día», un corredor popular desaprovecha el trabajo que le haría subir muchos enteros a su potencialidad. Muchos corredores no saben qué es entrenar bien, hasta el día que a causa de una lesión o de una casualidad tropiezan con alguien que les comenta que la mejora no depende de las zapatillas ni los geles, que no depende todo de su volumen kilométrico, que no depende única y exclusivamente de las horas dedicadas a correr.

Puede que hayas experimentado un estancamiento. Incluso, como era de esperar, un retroceso. Un programa de series, repeticiones y ejercicios a realizar nunca podrá sustituir la mirada del entrenador experto que es capaz de detectar sensaciones, actitudes o detalles de la técnica. Las ganas de entrenar requieren de chispas que hagan que broten las llamas que llevamos dentro. Y eso solo lo encontramos, muchas de las veces, de unos buenos compañeros de entrenamiento que potencien todas las sinergias.

En los reinos de lo lejos y de lo rápido, la forma de correr -el CÓMO- te llevará al QUÉ (velocidad y resistencia). O mejoras tus trazas al correr o seguirás siendo un popular mal aprovechado.

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