Popular sin clavos

Nos enteramos por las redes sociales que los corredores de élite se han agenciado cintas de correr o bicicletas estáticas para no perder la forma de manera exponencial en este confinamiento. Las Olimpiadas de Tokyo se posponen y de momento no tienen fechas que les motiven en el corto plazo. No obstante, son conscientes que un parón excesivo los pondría en una situación de desventaja frente a corredores que viven en países sin restricciones de movimientos por estar menos o nada azotados por el Covid-19.

¿Y qué deberíamos hacer nosotros, corredores populares? Habrá de todo. Desde los que por imposibilidad material han aprovechado para hacer un parón deportivo, hasta los que hacen el pino puente literalmente para que esta situación no sea un punto y aparte sino un punto y seguido.

El cómo debiera ser la vida deportiva de un corredor popular -en esta situación tan anómala- es una cuestión que me niego a enjuiciar. Cada corredor depende de un cúmulo de circunstancias y ánimo cambiantes.

Si estabas pensando en hacer una maratón esta primavera e incluso debutar, esta situación te habrá dejado shockeado. Tiempo tendrás para recuperar el fondo físico deseable y además quitarte estos kilos que estás cogiendo por la inactividad. Y tienes razón.

Ahora bien, sería una pena que desaprovechases este periodo de tiempo y no te dedicases a fortalecer tu core, brazos y piernas, y a ganar en flexibilidad. Ten en cuenta que los corredores populares heredamos muchos déficits. Y es normal. Ni tenemos la disponibilidad horaria ni las instalaciones adecuadas para ejercitarnos adecuadamente durante el año. Hemos llegado al asfalto sin haber militado en las categorías inferiores federadas que son las que forman a los atletas con una técnica y armonía trabajadas desde niños.

Los corredores de asfalto que alguna vez tuvimos contacto con el tartán partimos con cierta ventaja. Esta ventaja se concreta en una muy peleada reactividad del tobillo y en una amplitud en el rango de movimiento de nuestras articulaciones. Y esa ventaja la tenéis que aminorar en esta cuarentena si nunca te calzaste unas zapatillas de clavos.

Mi plusmarca en los 800 metros

Las zapatillas de clavos te obligan a un apoyo de antepie, a tener que traccionar con decisión y tener una actitud proactiva. Solo con fuerza podías aguantar ese alto gasto energético. Trabajo cardiovascular con series y rodajes vivos y -además y sobre todo- trabajo del chasis: tendones fuertes, explosivos, flexibilidad y compactación.

El mediofondo me preparó para el largo aliento. Ese trabajo anaeróbico de juventud es un tesoro y forma parte del patrimonio inmaterial del que pude sacar réditos futuros.

Campeonato de Aragón, 3.000 metros obstáculos. Año 1997

Ahora bien, si no tuviste esa oportunidad ¿Deberías empezar a entrenarte para la maratón sin pasar por distancias inferiores? ¿Qué beneficios te traería dedicarse de lleno a preparar maratones y cuáles serían los contras?

Liga de clubes 1998

Lo ideal sería tocar cuantos más palos, mejor Lo ideal sería trabajar sistemáticamente las cuatro cualidades físicas para hacer de ti un corredor más completo. Hacer crosses en invierno, montaña en verano y pisar el gimnasio.

La realidad nos demuestra que un corredor popular en edad madura, cuyo cuerpo ya está formado, vive de retos. Bien sea para auto reafirmarse o bien para vivir experiencias extremas. Habrá que sortear los peligros de este atrevimiento y no caer en la lesión. Imponer ciertas medidas higiénicas de proporcionalidad y de perseverancia, hacerlo acreedor de una participación digna y realista en empresas motivadoras.

La épica no se lleva demasiado bien con la maratón. No es un tema de cojones o de ovarios. Es un tema de respeto y puesta a punto. De hacer los deberes.